miércoles, 17 de septiembre de 2008

OLVIDA LOS TAMBORES

Es un poco complicado contarles a ustedes cosas de esta obra de teatro. Es complicado porque cuando algo me gusta mucho, pues no puedo ser objetivo y generalmente termino diciendo tonterías. Bueno, tonterías digo todo el rato, pero miren ustedes por donde que les agradecería que hoy me prestaran atención, que con lo bipolares que son mis lectores, ayuda me va a costar…

El pasado martes fue el estreno VIP de OLVIDA LOS TAMBORES, una obra de Ana Diosdado que comienza su segunda temporada de éxito en Madrid, y en el reparto hay caras nuevas. Total, que pillé a una amiga y allí que nos fuimos sin saber muy bien que nos íbamos a encontrar. Y aún lo estoy flipando.
Que la obra tiene un libreto cojonudo no hace falta que lo diga yo. Es Ana Diosdado, y punto. Que los intérpretes están bien, tampoco hace falta que lo diga. Hay algunos mejores que otros, pero hoy me he dejado la mala hostia en casa y sólo le voy a hablar de lo bueno, que hay mucho.
Antonio Albella es ese hombre que un día formó parte de Locomía y después se dedicó a ser actor. Y no saben ustedes lo que se lo ha currado, viendo los resultados. Antonio tiene, probablemente, el papel más incómodo de toda la obra. Es el menos joven de todos, el que menos chilla, el que menos se mueve, el que menos…todo. Y, sin embargo, la amenaza de su presencia se palpa desde que un actor le nombra. Antonio, una vez en escena, no sólo da una lección magistral de actuación, sino que además (huyendo de poses) demuestra una generosidad escénica pocas veces vista. Su voz llega hasta el último rincón del teatro con una fuerza y una contundencia tremendas. Si Antonio tuviese tetas y fuese mayor, probablemente estaríamos hablando de alguien como Nuria Espert. Pero Antonio, en honor a la verdad, está mejor sin tetas. Ni falta que le hacen.
Y Elena Furiase…esa era mi gran duda. Todos somos un poco hijos de puta y pensamos que esta chiquilla está ahí porque es hija de Lolita y nieta de Lola Flores. Y la venganza de Elena es terrible, porque Elena me responde a mí y a todos con una sola cosa: TALENTO. Lo pongo en mayúsculas porque ella no se merece menos. La putada que esta obra es para ella es inconmensurable. Prácticamente se pasa toda la obra en escena alternando registros. Chilla, llora, ríe, corre, canta. Un tour de forcé que en otras manos hubiese sido un gran ridículo y en fin de una incipiente carrera profesional. Lo que Elena Furiase hace es muy difícil de ver estos días. Tanto talento y esa cara son un peligro. Si yo fuese Penélope Cruz estaría acojonada porque Elena tiene esa chispa de Pe, pero está menos encorsetada y pisa el escenario como si hubiese nacido en él. Y Elena, en honor a la verdad, es mejor actriz. Digan lo que digan…ya saben que me la trae floja. Elena Furiase es una estrella. Punto pelota.
Hay también un chico de “Caiga quien caiga” con un talento para la comedia enorme que cada vez que aparece, la gente se parte. Y es que OLVIDA LOS TAMBORES es una sorpresa constante. De la risa al llanto en dos frases y vuelta a empezar. Trepidante, emotiva y de un real que asusta.
Si viven ustedes en Madrid, hagan el favor de ir. Elena, Antonio y el resto del elenco lo merecen.
Y ustedes saben que nunca miento…

Teatro Amaya - c/general Martinez Campos num:9, (metro Iglesia)
Jueves y Viernes a las 20:30, Sabados a las 19:30 y 22:30 y Domingo a las 19:30
Los precios oscilan entre los 25 euros y 15 euros
No sean cutres y vayan!

5 comentarios:

Catalina dijo...

¿El ex de locomía no se pasa un poco con el iluminador?

Anónimo dijo...

Hola queer-ida; soy la de ayer, digo la del lunes bueno una, leche. Leerte a ti es darse cuenta de que una anda desactualizada or need to be update, que si no se intercalan tres palabras en ingles en cada párrafo quedas como una pazguata iletrada y otra cosa no seré pero pazguata lo soy mucho. Bueno a lo que iba que se me va el Yves Saint Laurent al cielo. Hoy me has encantado, que a lo mejor a ti ni se te mueve el tocado con lo que te digo pero eso a las psico-cósmicas, pues nos da lo mismo.
En cuanto me ponga al día con las abreviaturas que usas que si MN, BD, M, JLo (que vaya tela Dona-tella parece esto la Segunda Guerra Mundial con tanto código) pues me irá divina-menta y poleo en tu página. Y ahora te dejo que estoy escuchando a las Pretenders “And she will always carry on, something is lost, but something is found, they will keep on speaking her name, somethings change, some stay the same”. Te lo dije I need to be update. JB.

Anónimo dijo...

yo no soy de Madrid y he podido ir a ver la obra unas 10 veces.. entre la capital y alguna de las ciudades de la gira; desde que empezaron en julio del año pasado.

creo que como tu comentario.. no puedo ser muy objetiva.. ya que la obra me encanta desde el principio a fin.

el de CQC es Leo Rivera (que tmb ha pasado por 7 vidas, varios musicales y en sin tetas no hay paraiso).. y si, desde que aparece la gente no puede parar de reirse.. como tambien con alguna escena de Gorka (interpreta a Lorenzo) o tmabien con A.Hortelano.. todos estan espectaculares en su papel. Una tragicomedia digna de ver una y mil veces.

Y diria a la gente.. que sean o no de Madrid.. vayan a verla.. o si pasan por su ciudad cuando vuelvan a iniciar la gira.. que no pierdan esa oportunidad. Valdrá muchisimo la pena.

Anónimo dijo...

Vaya, voy a discrepar.

Vaya por delante que soy actor de teatro, actor de doblaje, profesor de doblaje, lingüista y ante, todo, amante del buen decir... Y sólo estoy de acuerdo en dos cosas: en alabar a Elena Furiase (qué lejos espero que llegue esta chica), Leandro Rivera (qué difícil es hacer comedia y qué fácil hace que parezca) y la contención de Gorka (da un personaje tipo FANTÁSTICO). Ahora sí... Antonio Albella es de lo peor que he visto en mucho tiempo: mal dominio de la voz (no proyecta, no sabe modular, no cambia el ritmo sin salirse de los patrones rápido - lento - rápido), se mueve como un pato mareado por el escenario, sus manos delatan su falta de concentración, sus miradas son tópicas, nada profundas,... Ojalá no supiera de actuación para no haberlo visto. Ahora bien, lo suyo se esfuerza, por supuesto. Igual que Antonio Hortelano, con el que tuve que girar la cara varias veces por el dolor que me estaba haciendo a los oídos: no sabe bajar los finales de frase, no sabe respirar, empieza siempre con la misma intención las frases, se le ven las costuras de lo que quiere hacer, en resumen... Si no fuera por Elena Furiase, Leandro y Gorka, me habría dejado llevar por el pésimo hacer de Lidia San José. Ya no es que no sepa bajar los finales de frase, es que simplemente... pfff, vayan a verla...

Anónimo dijo...

Buenísima la obra. Acabo de verla.
El del comentario anterior al mío es un actor pésimo.