LA MARCHA LAICA; ASÍ LA HE VIVIDO

Hoy les voy a contar lo que he vivido en la MANIFESTACIÓN LAICA. Por supuesto debe quedar claro que esto ha sido mi vivencia del asunto y que lo que van ustedes a leer es una opinión subjetiva. Perdónenme ustedes pero yo nunca he presumido de objetivo por más que lo intente la mayoría de las veces. Así es como yo lo he visto.

He ido con un amigo y nos hemos acercado a Tirso de Molina (inicio de la marcha) a las 7 de la tarde, pero ya había tanta gente que era imposible llegar. No soy estadístico pero les prometo que había ya a esa hora varios miles de personas. Y ha comenzado la manifestación. Las consignas más coreadas eran “No con mis impuestos” y “Menos cruces, más educación”. Hasta ahí iba todo perfecto. La primera cosa “rara” se produce al llegar a la Plaza de Jacinto Benavente. Un grupo de unos 10 ultra católicos que rondarían los 20 años de edad y eran en su mayoría estadounidenses han pretendido reventar el acto. ¿Cómo? Pues se han puesto en medio de la calle por donde discurría la marcha arrodillados, agarrados a figuras de cristo y con cara de estar en éxtasis. La policía, que ha hecho un muy buen trabajo, ha dicho a los manifestantes que aquello era una provocación, que por favor no entraran al trapo y que rodearan a los 10 fanáticos. Una multitud de gente les ha increpado llamándoles “provocadores” y ahí ha quedado la cosa.
Entonces mi amigo y yo hemos bajado por Carretas hasta la Puerta del Sol y hemos podido comprobar con nuestros propios ojos cómo había varios grupos de “peregrinos” que estaban perfectamente organizados para reventar la manifestación a su llegada a Sol. La policía ha tenido que detener a los peregrinos, nunca a los manifestantes que tenían derecho a seguir el recorrido autorizado por las autoridades. En ese momento, parte de los manifestantes han empezado a acusar a Ratzinger de Nazi y de proteger a pederastas. La primera cosa no sé si es cierta, la segunda sí lo es como muestran multitud de documentos publicados en exclusiva por The New York Times el pasado mes de Marzo.
Como la cosa tenía muy mala pinta, hemos decidido apartarnos un poco y para no perdernos en la multitud mi amigo y yo nos hemos agarrado de la mano. En ese momento una señora de unos 40 años ha comenzado a insultarnos. “Pervertidos” “Cerdos” y “pecadores” es lo más suave que nos ha llamado e incluso, cuando le hemos dicho que nos estaba provocado ha estado a punto de agredirnos con un abanico de la JMJ. Contado como se lo estoy contando, puede causar incluso risa, pero la verdad es que hacía muchos años que no sentía en el ambiente tanta VIOLENCIA hacia mí como persona. Y si les soy sincero, se me ha caído el alma a los pies puesto que ni entiendo ni soy partidario de este tipo de barbaries.
Hemos podido ver como los “peregrinos” han tratado de impedir que la manifestación siguiera su curso al grito de “somos drogadictos, nuestra droga es Benedicto” (se lo juro) y para darles más detalles contarles que los más agresivos eran grupos italianos, con comportamientos más cercanos a los “tiffosi” que a los católicos. La policía ha tenido que intervenir para proteger la marcha laica que ha seguido su desarrollo gracias siempre a la buena organización que ha luchado contra los peregrinos más violentos.
No sé lo que dirán los periódicos, pero les aseguro que había miles y miles de personas en la marcha laica y les juro que me he quedado muy, muy sorprendido al ver que estaba integrada en su gran mayoría por personas entre los 40 y 60 años. Es decir, nada de perroflautas. También quiero decirles que en esta manifestación había un grupo muy grande llamado “Cristianos de Base” que protestaban contra la presencia de Benedicto en España. Alucinante, pero estaban allí.
Lo que yo he visto ha sido una intención de reventar la manifestación perfectamente organizada por los peregrinos. Y les prometo que he pasado miedo. Sobre todo al pensar la que se nos viene encima tras las próximas elecciones. Esto que está pasando en Madrid está a punto de extenderse por toda España.