Esta tarde les vengo a hablar de UNO DE BILBAO.
UNO DE BILBAO (así firma los mensajes y comentarios que me
escribe cada vez más agresivos ecuando ve que no se le contesta) es lo que podríamos llamar un pobre diablo. Un cobarde, básicamente.
Alguien sin cara y sin nombre de esos que escriben en las redes. Porque todos
los mensajes que manda los envía con ese nombre pero sin identificarse. UNO DE
BILBAO es lo que podríamos llamar un HATER. Pero déjenme que les explique mejor
la cosa.
Como todos ustedes saben, este es mi blog. Y cualquier
comentario debe pasar mi aprobación antes de ser publicado por DOS MOTIVOS:
-MOTIVOS LEGALES. La ley dice que si yo publico un
comentario de otra persona haciendo, por ejemplo, una apología del terrorismo,
yo sería responsable indirecto por la difusión de ese mensaje en un medio de
comunicación público (mi blog).
-Es mi blog y se publica lo que yo decido de la misma manera
que ustedes en sus casas dejan entrar a quienes ustedes quieren. ¿O dejan pasar
a todo el mundo que les toca el timbre?
Y entonces les presento a UNO DE BILBAO. Una persona con
demasiado tiempo libre, un proceso mental lento y un ego grande. Un ego grande
porque a pensar que censuro sus comentarios, el tío sigue insistiendo. Eso sí,
en la sombra del anonimato. ¿El motivo
de la censura? Básicamente es molesto, irritante y nunca dice nada bueno,
especialmente de mí. Y se queja de que le censuro. De nuevo ¿le abrirían
ustedes la puerta de su casa a alguien que les molesta? No ¿verdad? Yo tampoco.
UNO DE BILBAO es lelo hasta el punto de que hoy me llega un
comentario de alto impacto (sí, pueden reírse) donde afirma que yo, una vez que
le vi en Chueca (literalmente) “le comía con los ojos”. Hay que reconocerle su
buena memoria, si esto es así, porque hace más de una década que no paso por
Chueca, ni siquiera en el Orgullo. Le comía con los ojos pero nunca le dirigí
la palabra (jajaja). Imagínenme muerto de deseo, hasta el punto de comerme a
alguien con los ojos, sufriendo como un perro. De verdad, de risa todo.
Lo que pasa es que esta semana, con el asunto de los
abominables tuits de Bimba Bosé, el pobre hombre que es UNO DE BILBAO me ha
pillado en caliente, y con las cosas estás del Google Analytics más un par de
amigos ingenieros informáticos, pues me he decidido a conocerle. En estos
momentos en los que ustedes leen esto, quizá yo ya he averiguado a nombre de
quién está la dirección IP del usuario que me escribe como UNO DE BILBAO. Y ya
me conocen. ¿Me voy a quedar callado? ¡Claro que no!
Este blog de ustedes alcanza cada mes las cuatro millones de
visitas y eso, a veces es una responsabilidad. Yo quiero un Internet limpio de
gente como UNO DE BILBAO (un día les recopilo los mensajes no publicados y
entenderán el miedo que da esa insistencia). Y las personas que tenemos mucha o
poca relevancia en las redes debemos luchar contra gente como UNO DE BILBAO.
Esas personas que se amparan en el anonimato merecen que se les saque a la luz.
Y la ley dice que como me ha escrito a un blog público como este, yo tengo el
mismo derecho en el mismo lugar (es decir, este blog) a decir quién es y cómo
se llama la persona que me escribe.
UNO DE BILBAO es poco listo, porque si lo hubiese sido un
poco, hubiese imaginado que quince días antes de publicar este post, ya se
estaba investigando sobre él. ¿O pensaba que le iba a dar ventaja para borrar
su rastro?. De paso, les invito y les pido a todos ustedes que luchen contra
trolls pesados como UNO DE BILBAO. Denuncien inmediatamente en las redes
sociales (hay herramientas en todas), sáquenles a luz, que la gente sepa cómo
se llaman estos parásitos sociales que se esconden detrás de un alias. Y si la cosa va a mayores, escriban un tuit a @policia en Twitter o vayan a una
comisaría y pregunten por el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil,
que son una gente estupenda que ayudan todo lo que pueden.
Dentro de poco, tendré el placer de presentarles a UNO DE
BILBAO.
Entonces nos vamos a divertir todos, no sólo él.
2 comentarios:
¡¡Amén!!
Olé tú!!, No debemos permitir el acoso en ninguna de sus formas.
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