Esta mañana he visto que Kiko Rivera era trending topic en Twitter. Primero de todo me ha invadido el terror de pensar que podría ser por un nuevo temazo electro latino envenenado de autotune de esos tan suyos. Pero no. Les estaban dando estopa, y no era por la música.
Resulta que Kiko Rivera se ha comprado un Mercedes que es como para caerse de espaldas. Un cochazo de órdago. Y el tío va y se pone una foto en plan madafaka en su cuenta de Instagram. Unos minutos después, un señor que es el presidente de una comunidad de vecinos donde vivía KIko, llama a un programa de la tele para contar que le parece una indecencia que se haya pillado semejante carro cuando debe un pastizal a la comunidad y no les ha dado ni un euro.
Y otros tantos minutos después, las redes han estallado. Hay que recordar que hace pocos meses, en medio de su participación en GH DÚO, el dj contaba que las había pasado canutas por su adicción a las drogas y que llegaron a no tener pasta ni para el supermercado y la comida de los niños, y que fue su madre la que les tuvo que echar un cable. Por eso las redes han reventado hoy, porque no se creen al personaje y le están dando hasta en el carnet de identidad. El otro, mientras tanto, feliz del postureo con el coche. Mejor le hubiese venido contratar un experto en comunicación para que no haga estas cosas ¿no?
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