jueves, 11 de octubre de 2018

OT 2018 (Y EL PRIMER AMOR)





Leo comentarios DE-SO-LA-DO-RES sobre la nueva edición de OT. Desde hace un par de semanas se habla mucho y no en muy buen tono. Leo a críticos de televisión que parecen tener la receta mágica para solucionarlo todo y me quedo ojiplático. Leo Twitter y hay momentos complicados a nivel de hate. Y he visto las dos últimas galas con atención y, lo siento en el alma, pero al margen de problemas técnicos, yo sólo veo un problema: las expectativas.

OT 2017 ha sido un poco como ese primer amor que deja huella. Uno nunca se olvida del primer amor. A veces para bien (Lola Índigo, Cepeda, Agoney) y a veces para mal (Aitana, Roi). La huella que ese impacto deja en la cabeza tarda años en irse. Y la psicología afirma que “el amor que aparece después del primer amor” nunca es permanente y es básicamente, un periodo de transición. Esa debería ser la carga emocional de OT 2018, ser la transición. Y poco más.

El año pasado se hizo magia casi todos los lunes. Un subidón detrás de otro. Es mentalmente imposible superar esa adrenalina con tan poco espacio de tiempo entre una y otra edición. OT es un programa que, además de la música, vende y cuenta emociones, sueños y luchas. Si comparamos a los protagonistas, les diría que Natalia es infinitamente mejor que el 80% de la edición anterior, que Famous, vocalmente hablando se lleva por delante a los chicos del año pasado y que Noelia tiene más de todo que varias concursantes juntas del año pasado. El problema son las expectativas y la lupa emocional con la que se mira a esta nueva generación.

OT 2018, a pesar de algunos fallos técnicos muy fáciles de corregir, es lo mismo que el año pasado. Ni más ni menos. Les propongo un ejercicio bien simple con dos nombres: Rosa de España y Ainhoa Cantalapiedra. ¿Se acuerdan? Lo de Ainhoa se percibió como un bajonazo gigante comparado con lo de Rosa. De nuevo, un momento emocional complicado de superar.

Yo, que soy un ignorante de narices y no tengo ni idea de cómo un programa se convierte en un éxito o un fracaso, solo les puedo hablar de emociones. Y en OT 2018 hay madera. No hay sorpresas, pero hay madera. Romper con el pasado y el primer amor es una cosa complicadísima. Hace falta espacio y tiempo para asimilar que cualquier tiempo pasado no fue necesariamente mejor porque sólo así podremos volver a enamorarnos. Cuando dejemos de buscar lo mismo que nos dio el primer amor que, en realidad, tampoco fue tan increíble, solo fue el primero.

Piensen en otros amores como Manuel Carrasco, Pablo López, Soraya Arnelas, Lorena Gómez… ellos no fueron nunca el primer amor, pero terminaron enamorando a millones de personas años después. Quizá, porque nunca nadie les esperó con la espada en alto y las expectativas disparadas.

Démosle una oportunidad a otro amor.
Larga vida a OT.


No hay comentarios: