Perdonen el título del post pero es que hoy no me queda
otra. Y me incluyo porque otra cosa sería ver la paja en el ojo ajeno. Si las
redes son un reflejo de la vida (en parte lo son) el diagnóstico está claro.
Estamos enfermos. Y estamos enfermos de odio, que es una cosa peligrosísima.
Marta Sánchez ha escrito una letra para el himno de España y
la ha cantado en un concierto suyo donde la gente ha pagado una entrada para
verla. Y mucha gente le ha saltado al cuello como si hubiera atracado a punta
de pistola a una abuelita y le hubiera robado la pensión. Y cuando Mariano
Rajoy le ha mostrado su apoyo… ¡boom! La izquierda más agresiva ha ido a por la
yugular de Marta, una tía famosísima en España, pero con un muy discreto éxito
artístico. Si casi nadie habla de cuando Marta lanza un single (si no me creen,
vean sus paupérrimos visionados en YouTube) … entonces ¿Por qué molesta tanto
que la mujer se invente una letra a título personal para un himno?
Probablemente, porque estamos enfermos de odio.
Un rapero va a entrar a la cárcel por la (aberrante) letra
de una de sus canciones. Valtonyc es lo que se puede llamar un attention whore. No se crean ustedes
que, en concepto, es muy distinto de Marta (en las formas, Marta es dos
millones de veces más sensata). Hay que llamar la atención. O enseñando el toto
en una portada de Interviú o diciendo verdaderas barbaridades en una canción de
(muy) poco éxito, como es el caso del rapero. Tres años de cárcel, dos de ellos
por la letra de una canción. Y esto empieza a parecerse sospechosamente a la
transición. ¿Nos estamos repitiendo? ¿Censura carcelaria? ¿A una canción? Pues
parece que sí. El rapero en cuestión no pertenece a ninguna banda armada, no se
le ha pillado con armas en su casa, no existe prueba de que haya agredido a
alguien. Un texto aberrante le ha garantizado la misma condena (atentos) que a
un señor que abusó sexualmente de su nieta de cinco años. Además de los
ciudadanos, parece que la ley y la Justicia también están enfermas de odio.
Siguiente caso, una pareja homosexual se mete en un avión
destino Gran Canaria y empieza a ser insultada y humillada hasta llegar a
destino por tres hombres de entre 25 y 28 años. El resto de los pasajeros,
callados. El odio llega a tal escalada que, atemorizados, la pareja gay decide
denunciar ante las autoridades que detiene pocas horas después a los tres
acosadores. Tres personas enfermas de odio a bordo de un avión que decidieron
vomitar su virus sobre una pareja que no había ofendido a nadie. Pero lo
importante del relato es que los pasajeros permanecieron callados. Imagínense
el miedo, la humillación y la sensación de impotencia. El odio a bordo.
Y esta semana también nos ha dado tiempo a secuestrar un
libro porque en él se hacen dos menciones a un ex alcalde de derechas que fue
condenado en primera instancia (luego absuelto) y posteriormente vuelto a
condenar (en firme) por blanqueo de dinero. Es decir, un señor con un pasado
turbio y al que legalmente se le puede llamar “delincuente” ha llevado su odio
hasta la Justicia que, sorprendentemente, le ha dado la razón. Un libro
secuestrado en un país democrático aconfesional en 2018. Si esto no les asusta,
pues ya no sé que pensar. Yo estoy acojonado.
He guardado lo mejor para el final. Hay un artista que se
llama Santiago Sierra que piensa (es su pensamiento y sólo le representa a él)
que Oriol Junqueras y “los Jordis” (la versión indepebarbuda de “los Javis”) son presos políticos. Y como es su
opinión, lo ha plasmado en una serie de cuadros que una galería ha decidido
exponer en ARCO. Pero IFEMA, que es donde se aloja ARCO, ha llamado a la
galerista que llevaba la obra artística de Santiago Sierra y le ha dicho que
eso hay que quitarlo. Carlos Urroz, director de ARCO, se ha manifestado
públicamente diciendo que no, que no hay que retirar una expresión artística.
Pero la galerista ha reconocido a los medios que tiene miedo de que, si no retira
la obra, lo mismo no le dejan volver a exponer. Miedo. Odio. Todo junto a la
vez. Como cuando un museo americano retiró todos los cuadros donde aparecía una
vagina. La “Maja Desnuda” de Goya ya no es arte para ellos. De ahora en
adelante, una vagina o una opinión personal puede ser retirada. El odio a las opiniones
y las expresiones artísticas. El odio ahora, además descuelga cuadros.
Menuda semanita ¿eh? ¿Las consecuencias de esto? No les
descubro nada si les cuento que existen peleas de alto voltaje entre uno y otro
lado. Y peor, peleas entre amigos, entre familiares, entre gente que se quería.
Probablemente, tienen ustedes un caso de estos cerca si es que no forman parte
de uno de los bandos. ¿Y yo? ¿Dónde estoy? Pues miren, en el bando de la
libertad. De la libertad de colgar cuadros, de que Marta escriba lo que le dé
la gana y lo cante, y el otro también, que cada uno deja claro lo que es con
sus actos. Quiero que Marta siga cantando y que (ojo, esto es una opinión
personal) el rapero siga vomitando odio en sus canciones, porque sólo se representa
a sí mismo. Que hablen, que así vemos sus colores.
Termino con una cita maravillosa del historiador
afroamericano Henry Louis Gates: “La censura es al arte lo que el linchamiento
a la Justicia”.
Muchas gracias por leer.
6 comentarios:
Abel, según tu forma de pensar, si en Arco presentan una obra en honor al Hitler tambien deberían presentarla? No hay que distinguir entre censura y vulnerar la ley con tu capacidad de expresion ?
Y ¿ quien es el guapo que decide lo que se puede y lo que no? Hitler no, los jordis sí, marta no, meterse con la iglesia no, ana gabriel a suiza sí. Quién es esa autoridad superior que puede decidir. Yo ya tengo mi criterio para saber quien es quien y comprarlo o escucharlo si me gusta y hacer todo lo contrario.
Me encanta tu manera de pensar PARA MI SEÑOR ARANA POR FAVOR.
De acuerdo.
Me permito hacerle una indicación al comentarista anónimo de las 18:49 de ayer, el cual hace una salvaje (y atrevida) comparación entre el nacismo alemán de Hitler y la situación catalana. Dime querido anónimo, ¿acaso tu capacidad de expresión al equiparar ambos nacionalismos no vulnera la Ley?... no sé, tengo dudas al respecto. Sin embargo, ahí está tu opinión, tan libremente expresada como la mía. Piénsalo.
Estoy de acuerdo contigo y con el resto de opiniones. De hecho, creo la obra que presentó el año pasado hubiera justificado un poco más un desatino de este calibre. ARCO, galerista y artista han sacado buen provecho de esto, han actuado inteligentemente. De haber dejado expuesta la obra, nadie hubiera hablado del artista en los medios, y la galerista probablemente se hubiera enfrentado a una represalia.
Personalmente me tiene muy cansado toda esta tendencia del arte pseudomoderno de la provocación fácil, de la remanida invitación al debate, etc. Creo que todo esto ya está muy visto, que este tipo de obra ha perdido completamente la capacidad de sorprender y provocar. Pero lo que no se debe permitir es la censura de ninguna clase de expresión artística.
Me pregunto si todo esto no es otra cortina de humo, orquestada para desenfocarnos de cosas más graves que nos afectan como ciudadanos. Pan y circo.
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