¿Han visto ustedes alguna vez ese momento en que se saca a un pez del agua y da unas bocanadas desesperadas por sobrevivir? Pues lo mismo pasa con Aída Nizar y su carrera televisiva. GH VIP no ha sido un regreso a lo grande, nada más lejos de ello. Hace semanas les hablé de que incluso la audiencia del reality había llegado a bajar con su presencia. Anoche, ella, completamente desesperada y fuera de sí en otro espectáculo televisivo dantesco, gritaba que ella había levantado la audiencia del programa, como si sus compañeros hubieran convertido el show en una porquería de audiencia y ella habría llegado para salvarles la tostada.
Y esto, con los datos en la mano ES MENTIRA. Aída, en realidad, ha bajado la audiencia del programa y su entrada en la casa ha sido de la galas MENOS VISTAS (en share y espectadores) de toda la edición. Y más de lo mismo con los debates. Lo triste de ella es que se desgañita contando una realidad que no existe. Su regreso, una oportunidad de oro en términos televisivos, ha sido absolutamente desaprovechado. Lo único que nos ha quedado claro es que el público, una vez pasado el morbo inicial, no le quiere ver ni en pintura. Por eso ha sido expulsada dos veces en cuanto ha sido nominada. Incidentes como los de anoche con el marido de Irma Soriano o Elettra Lamborghini le deberían hacer pensar que la televisión no es su sitio. Trabajo en el medio desde hace 15 años y les prometo que no hay un sólo despacho (con criterio) en España donde alguien piense que Aída Nízar es comunicadora. Sin embargo conozco muchos despachos donde piensan que es una freak a la que se debe explotar hasta que no de más de sí y luego, volver a descartarla unos cuantos años. Lo que no sé es si ella y su familia son conscientes de esta situación...
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