Cuatro programas ha durado el primer formato de baile estrenado en España en mucho tiempo. Y es una faena, oigan. TOP DANCE triunfó en su arranque con una muy buena cuota y una gala bastante apañada. Bien es sabido que en todos los talents, el mejor momento de todos es el del casting y que lugo la curva de interés desciende hasta llegar a la final donde muchos espectadores se reenganchan. pero el último clavo en la tumba del formato lo puso su cambio de día. Todas las cadenas cometen el mismo error: a la audicencia no le gusta un pelo que le cambién su programa así por las buenas. Tengo varios amigos que el jueves por la noche no hacen planes porque saben que ese día, Telecinco emite un reality. Y aún tengo más amigos que los miércoles por la noche tienen una cita férrea porque saben que hay MASTERCHEF. Cambiar el programa de día no es ni una buena idea ni va a beneficiar al programa en absoluto, salvo algunas excepciones. Y poner un formato nievo y no consolidado como Top Dance enfrente de ese monstruo mediático llamado Sálvame Deluxe es una idiotez como una catedral. ¿El resultado final? Dejar a los espectadores con muy mal sabor de boca. Top Dance ha sido cancelado de manera fulminante y ni siquiera tendrá ganador.
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