jueves, 5 de marzo de 2015

ANNA ALLEN Y LAS VIDAS INVENTADAS





A estas alturas están todos ustedes informados y documentados de lo que ha ocurrido con la actriz ANNA ALLEN. Lo que me parece sorprendente es la barbarie y la crueldad con la que muchos medios de comunicación y personajes públicos han tratado el tema. Sobre todo con los precedentes que tenemos en este país.

Es más que obvio que lo que ha hecho Anna Allen no está bien, sobre todo porque ella es la principal perjudicada. Pero ¿alguien se ha parado dos minutos a pensar porque una persona decide construirse una vida absolutamente inventada? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Está bien Anna Allen? ¿Qué diferencia existe entre Anna Allen o la mitad de la biografía de, por ejemplo, Ana Obregón? Absolutamente ninguna. Y conste que no critico a Ana Obregón. Cada uno tiene derecho a inventarse a sí mismo en la manera en que se ha soñado. Desde este post reivindico ese derecho. Sobre todo, porque Anna Allen no ha hecho daño a nadie, de la misma manera que las paellas de Obregón para Spielberg han sido un chiste nacional y nada más. Porque siendo sinceros, nadie le creyó. Nunca.
Los delirios de grandeza forman parte de esta sociedad cada día un poco más enferma donde tan solo hay que echar un vistazo a las redes sociales para darse cuenta de lo que está pasando. Les pongo un ejemplo: en Instagram (quizá la más absurda de todas las redes) existen perfiles de gente absolutamente anónima que se llaman “Fulanito Oficial”. ¿Oficial? ¿Les han puesto un sello en un ministerio? ¿Son tan famosos que necesitan el “oficial” para diferenciarse de sus siete mil clubs de fans? Pues no. Son personas que matan por posar en un photocall, incluso cuando se han ido los fotógrafos y piden a sus amigos que les hagan una foto con el móvil, que luego cuelgan en las redes como si hubieran estado posando para la prensa. Yo, personalmente, conozco el caso de una persona que lleva haciéndolo años. Y es probable que sus seguidores en Facebook piensen que esta persona es medio famosa, cuando ocurre todo lo contrario.
Existe una necesidad de disfrazar nuestras vidas y convertirlas en un escaparate. Necesitamos constar que somos fabulosos y hacernos selfies en el gimnasio pero con un ángulo especial (gracias, Miranda Kerr) donde nuestros bíceps parezcan en doble de grandes o nuestros culos se acerquen peligrosamente al de Kim Kardashian, la gurú en todo esto. Kim Kardashian es probablemente una de las mujeres más famosas del mundo y ha terminado sentada al lado de Anna Wintour en primera fila de los mejores desfiles de alta costura. Ya casi nadie se acuerda de que Kim saltó a la fama por un vídeo donde le hacía una mamada a un macarra en un hotel de cuarta. Si ustedes lo piensan, Sonia “me invitan a los Oscars” Monroy, es el colmo de la elegancia y la honestidad al lado de Kim.
La vida de Anna Allen, probablemente era mucho más interesante que la de Kim. El problema debía ser (digo yo) que ella no estaba satisfecha. Y ese hambre de más le llevó a poner imágenes (falsas) a sus sueños. Me parece un error garrafal, pero no es un crimen. Me preocupa el estado mental de la actriz. Me preocupan las risas y los ataques salvajes de sus compañeros de profesión. Me preocupa la falta de humanidad ante una chiquillada sonrojante. Estamos rodeados de personas públicas que mienten infinitamente más que Anna Allen. Y todos sabemos que mienten, pero a ellos no hay cojones de tocarles o nombrarles o convertirles en motivo de chiste. Porque claro, nadie se va a atrever a hablar de un alto mandatario europeo con un matrimonio falso (él gay, ella lesbiana, ambos de derechas) o de un grupo musical mundialmente famoso donde el 80% de sus integrantes son gays pero sus biógrafos engañan al público día tras día con noviazgos tan manipulados como las fotos de Anna Allen. El problema, al final va a ser que de Anna Allen uno se puede reír porque nadie va a hacer negocio con ella pero con los otros, cuidado con los otros, que o mandan mucho o facturan millonadas.
Si quieren inventarse una vida, háganlo si eso les hace felices, pero recuerden, la realidad es tremendamente interesante, sólo tienen que encontrar una manera graciosa de contarla.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que se haya fiado de algún "manager" que le haya dicho que hiciera eso. Puede que ni tan siquiera ella colgara esas fotos. Me da pena que se critique tanto a esa chica, cuando a lo mejor lo ha hecho condicionada de alguna manera.

Paula dijo...

Me ha encantado lo que has escrito, comparto tu opinión. Y añado algo más... Se me ocurre que ha podido hacer esto a modo de "inflar curriculum", para que la llamen para más y mejores papeles de cine o tv... no sé, creo que esto lo hace muchísima gente a diario cuando infla su cv y lo manda así, no porque no esté satisfecho con su carrera y experiencia, sino porque cree que necesita impresionar más para conseguir lo que se ha propuesto. Y de ser así, no deberíamos preocuparnos por su estado mental, jajaja. En el mundo de la tele, no se trata tanto de valer... sino de que flipen mucho contigo. Y Anna Allen puede que fuera lo único que buscaba.

Javier Conde dijo...

Querido Abel, es lo mas juicioso y razonable que he leido sobre el tema desde que apareció esta historia. Gracias por abrirnos un poco los ojos con tu opinión.

ipc dijo...

A ver, yo no metería todo en el mismo saco. En general opino como tú, pero también te puedo decir que lo de "fulanito oficial" en instagram está a la orden del día entre gente anónima por aquello de las risas... Tengo un amigo que curra en una tienda y su instagram se llama así, precisamente porque le hace gracia que los famosos lo hagan.