A estas alturas están todos ustedes informados y
documentados de lo que ha ocurrido con la actriz ANNA ALLEN. Lo que me parece
sorprendente es la barbarie y la crueldad con la que muchos medios de
comunicación y personajes públicos han tratado el tema. Sobre todo con los
precedentes que tenemos en este país.
Es más que obvio que lo que ha hecho Anna Allen no está
bien, sobre todo porque ella es la principal perjudicada. Pero ¿alguien se ha
parado dos minutos a pensar porque una persona decide construirse una vida
absolutamente inventada? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Está bien Anna
Allen? ¿Qué diferencia existe entre Anna Allen o la mitad de la biografía de,
por ejemplo, Ana Obregón? Absolutamente ninguna. Y conste que no critico a Ana
Obregón. Cada uno tiene derecho a inventarse a sí mismo en la manera en que se
ha soñado. Desde este post reivindico ese derecho. Sobre todo, porque Anna
Allen no ha hecho daño a nadie, de la misma manera que las paellas de Obregón
para Spielberg han sido un chiste nacional y nada más. Porque siendo sinceros,
nadie le creyó. Nunca.
Los delirios de grandeza forman parte de esta sociedad cada
día un poco más enferma donde tan solo hay que echar un vistazo a las redes
sociales para darse cuenta de lo que está pasando. Les pongo un ejemplo: en
Instagram (quizá la más absurda de todas las redes) existen perfiles de gente
absolutamente anónima que se llaman “Fulanito Oficial”. ¿Oficial? ¿Les han
puesto un sello en un ministerio? ¿Son tan famosos que necesitan el “oficial”
para diferenciarse de sus siete mil clubs de fans? Pues no. Son personas que
matan por posar en un photocall, incluso cuando se han ido los fotógrafos y
piden a sus amigos que les hagan una foto con el móvil, que luego cuelgan en
las redes como si hubieran estado posando para la prensa. Yo, personalmente,
conozco el caso de una persona que lleva haciéndolo años. Y es probable que sus
seguidores en Facebook piensen que esta persona es medio famosa, cuando ocurre
todo lo contrario.
Existe una necesidad de disfrazar nuestras vidas y
convertirlas en un escaparate. Necesitamos constar que somos fabulosos y
hacernos selfies en el gimnasio pero con un ángulo especial (gracias, Miranda
Kerr) donde nuestros bíceps parezcan en doble de grandes o nuestros culos se
acerquen peligrosamente al de Kim Kardashian, la gurú en todo esto. Kim
Kardashian es probablemente una de las mujeres más famosas del mundo y ha
terminado sentada al lado de Anna Wintour en primera fila de los mejores desfiles de alta costura. Ya
casi nadie se acuerda de que Kim saltó a la fama por un vídeo donde le hacía
una mamada a un macarra en un hotel de cuarta. Si ustedes lo piensan, Sonia “me
invitan a los Oscars” Monroy, es el colmo de la elegancia y la honestidad al lado
de Kim.
La vida de Anna Allen, probablemente era mucho más
interesante que la de Kim. El problema debía ser (digo yo) que ella no estaba
satisfecha. Y ese hambre de más le llevó a poner imágenes (falsas) a sus
sueños. Me parece un error garrafal, pero no es un crimen. Me preocupa el
estado mental de la actriz. Me preocupan las risas y los ataques salvajes de
sus compañeros de profesión. Me preocupa la falta de humanidad ante una
chiquillada sonrojante. Estamos rodeados de personas públicas que mienten infinitamente
más que Anna Allen. Y todos sabemos que mienten, pero a ellos no hay cojones de
tocarles o nombrarles o convertirles en motivo de chiste. Porque claro, nadie
se va a atrever a hablar de un alto mandatario europeo con un matrimonio falso
(él gay, ella lesbiana, ambos de derechas) o de un grupo musical mundialmente
famoso donde el 80% de sus integrantes son gays pero sus biógrafos engañan al
público día tras día con noviazgos tan manipulados como las fotos de Anna
Allen. El problema, al final va a ser que de Anna Allen uno se puede reír
porque nadie va a hacer negocio con ella pero con los otros, cuidado con los
otros, que o mandan mucho o facturan millonadas.
Si quieren inventarse una vida, háganlo si eso les hace
felices, pero recuerden, la realidad es tremendamente interesante, sólo tienen
que encontrar una manera graciosa de contarla.
4 comentarios:
Puede que se haya fiado de algún "manager" que le haya dicho que hiciera eso. Puede que ni tan siquiera ella colgara esas fotos. Me da pena que se critique tanto a esa chica, cuando a lo mejor lo ha hecho condicionada de alguna manera.
Me ha encantado lo que has escrito, comparto tu opinión. Y añado algo más... Se me ocurre que ha podido hacer esto a modo de "inflar curriculum", para que la llamen para más y mejores papeles de cine o tv... no sé, creo que esto lo hace muchísima gente a diario cuando infla su cv y lo manda así, no porque no esté satisfecho con su carrera y experiencia, sino porque cree que necesita impresionar más para conseguir lo que se ha propuesto. Y de ser así, no deberíamos preocuparnos por su estado mental, jajaja. En el mundo de la tele, no se trata tanto de valer... sino de que flipen mucho contigo. Y Anna Allen puede que fuera lo único que buscaba.
Querido Abel, es lo mas juicioso y razonable que he leido sobre el tema desde que apareció esta historia. Gracias por abrirnos un poco los ojos con tu opinión.
A ver, yo no metería todo en el mismo saco. En general opino como tú, pero también te puedo decir que lo de "fulanito oficial" en instagram está a la orden del día entre gente anónima por aquello de las risas... Tengo un amigo que curra en una tienda y su instagram se llama así, precisamente porque le hace gracia que los famosos lo hagan.
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