ESTOY PLOF

Tengo un día un poco plof, no les voy a engañar. Anoche, a eso de las dos de la madrugada puse el punto y final a mi última novela, la que cerrará para siempre la trilogía de HISTORIAS DE CHUECA. Por una cuestión de manías propias, aún no les quiero contar el título.

Y la verdad es que estoy un poco asustado. Porque ha quedado exactamente como yo quería. Parece mentira pero esto de la literatura tiene un punto mágico. Cuando empecé a escribirla, a principios de este verano, tenía muy claro como tenía que terminar. Era el final lógico para mí, pero no tenía ni repajolera idea de cómo llegar a ese final. Y un día de esos se me encendió la bombilla y el resultado final lo podrán tener en sus manos el próximo invierno.
Y me he quedado plof porque anoche me despedí de unos personajes que llevan cinco años en mi cabeza y que me han dado muchas alegrías. Y es duro, no se vayan a creer. He terminado el libro realmente emocionado, y eso, con lo cafre que soy, para mí quiere decir algo. No puedo pretender que los lectores se emocionen si yo no lo hago.
Es la primera vez que me da un vértigo tremendo publicar un libro, porque les aviso que las cosas han cambiado y me he roto la cabeza con la sola intención de sorprenderles en cada página. Algunas veces será así y otras no, pero les puedo decir que estoy orgulloso de la conclusión de la trilogía.
Dentro de poco les contaré más cosas, que la semana que viene comienzo la corrección del manuscrito. Gracias por leer.