jueves, 25 de marzo de 2010

REVISTA HOLA: CON LOS IGLESIAS HEMOS TOPADO

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Ya me parecía a mi raro que las del HOLA no hiciesen una exhibición obscena de la familia Iglesias. Porque Julio Iglesias es un icono del HOLA. Julio es un poco Dios en esta revista y todos sabemos que aunque Julio grabe un disco de pedos y gargajos, los del HOLA van a decir que es un colmo de sensibilidad y que la Plaza Roja de Moscú ha caído rendida ante el encanto de los pedos de Julio. Así son las cosas.
Y miren que yo admiro a Julio una barbaridad, porque a ver qué cojones harían ustedes si llegan a tener dos hijas como Chábeli y Julio José. Porque vaya desastre. Enrique, aunque cante como un perro electrocutado contra una pared, por lo menos gana dinero y tiene un depilado de cejas tolerable. Pero es que si yo un día, a mis 2.469 años (que es la edad real de Julio) me levanto de la cama y me encuentro la cara sin poros de Julio José llamándome "papi", les juro que agarro una escopeta de repetición y la lío parda.
Y Julio que es un hombre listo porque se ha tirado a todo el mundo (excepto a mi madre y a mí) ha hecho lo único lógico. Fugarse al caribe, contratar a una mujer holandesa y preñarla repetidamente de hijos rubios guapísimos que parece que más que paridos han sido moldeados en un catálogo de Tommy Hilfiger. Porque Julio es muy España, pero los hijos le han salido un poco de Naciones Unidas, aunque sin llegar al extremo de Angelina Jolie y Brad Pitt, esos dos sosos.
Y el HOLA, que se pasa el surrealismo por el forro de las faldas de Carolina Herrera, pues ha hecho un reportaje de chorrocientas páginas donde decir, no dicen nada, pero salen todos bronceadísimos, como muy vestidos de blanco y con un bronceado perfecto. NI carbonizados como Gunilla ni pálidos como Johnny Depp. El punto naranja perfecto, ese punto que Luis Rollán y el diseñador Valentino llevan toda la vida buscando y no encuentran.

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