viernes, 6 de marzo de 2009

MORIR CON LAS BOTAS PUESTAS


De vez en cuando me paseo por la prensa mundial en busca de historias absurdas y reales para reventarles a ustedes las meninges. Y esta vez apenas he trabajado porque gracias a un lector amable (y heterosexual…alucinen) he descubierto una historia maravillosa. Mi lector, al que llamaremos JGO, me manda excitado como una colegiala un link a una noticia y me dice que me va a encantar y que la cosa es muy del blog. Y no saben lo que ha acertado el muy jodío.
La historia es la siguiente: dos mujeres rusas se encuentran con un hombre y le dicen algo así como: Nos apostamos lo que sea a que no eres capaz de encalomarnos vivas a las dos durante doce horas seguidas. Y el muchacho que es mecánico de coches y ruso a la vez les dice que se las va a zumbar a las dos hasta que les salgan los sesos por los pabellones auditivos. Pero el muchacho era un poco tonto, porque todos sabemos que no existe un pene en la Tierra que aguante eso, excepto el mío y el de Luis Aguilé. Así que el chico se presentó a la cita armado con sus mejores intenciones y …un bote de Viagra.
Y no se pueden imaginar lo que fue aquello. Se las zumbó las doce horas del derecho y del revés, a lo perrito, a lo conejo, a cuatro patas, a tres, haciendo el pino puente e incluso escuchando un disco de Perales. Total que pasadas las doce horas, el chiquillo decidió que ya había ganado la apuesta (porque se había tomado TODO el bote de Viagra) y que era hora de eyacular. Y esa eyaculación fue de muerte. Tan de muerte que le dio un infarto de miocardio que lo dejó en el sitio, empalmado, eyaculado y muerto en vida.
El chico sería subnormal profundo pero les aseguro que se me ocurren ocho mil formas peores de morirme…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De aburrimiento es una de ellas.

Albertus dijo...

al menos murio feliz