Conoces a ROSER. Claro que sí. Las que se fue del grupo de
Popstars. Esa misma. La que te ha hecho bailar su “Quiero besarte” hasta
quedarte afónic@. Ella. Después de tantos años sigue aquí. Ella hoy sale en el
blog porque estrena un espectáculo en Madrid que se llama (al loro) “DIVA’S
DISCO” en Soho Club Teatro. Y yo he ido a verlo.
AVISO: Yo con ustedes tengo la obligación de ser siempre
sincero, le pese a quién le pese. Desde aquí pueden ustedes leer mi experiencia
“Diva’s Disco”
Entro en el patio de butacas y veo un escenario
prácticamente vacío, tan solo decorado por las palabras (sorpresa) “Diva’s
Disco” en plan grandes y con bombillas. Y dos cortinas plateadas. En el
programa de mano veo que hay 3 drag Queens muy de la época de “Priscilla, reina
del desierto” (en cuestiones estéticas) y dos actrices/bailarinas secundarias
que se llaman Penny y Trini. No sé yo. Me
prometen canciones de Donna Summer, The Weather Girls, Baccara, Village People,
Diana Ross y hasta un número de “Dreamgirls”. Vamos, completito.
Y empieza el show.
Dos horas después, creo que he visto:
-Una revista de las de antes
-Un musical
-Números de baile como los del ballet Zoom de Televisión
Española
-Escenas de un vodevil
-Un concierto
-Un show de drags
-Una masterclass de música
-Un viaje a la nostalgia disco
Y en medio de todo ello, Roser.
¿Qué les puedo decir? Pues que por favor vayan a verla con
menos prejuicios que yo. Porque he cantado, he bailado y me he emocionado. Con
lo que soy yo para emocionarme en público. Además, he aplaudido muchísimo. No
les quiero contar mucho del asunto porque la sorpresa me parece fundamental en
todo esto. Hoy he visto a Roser sobre el escenario acompañada por un excelente
elenco (muy grandes Maurizio Ariosto, Adolfo Ruiz y Patricia Rodríguez)
trabajarse un show con dos ovarios (perdonen la expresión). Roser demuestra ser
una “obrera del entretenimiento” de primera clase. De esas que nunca tienen un
escenario pequeño. En un momento de “Diva’s Disco”, Roser cuenta que ella adora
a la gente que nunca se rinde. Y viendo el espectáculo, uno no puede dejar de
alegrarse de que ella nunca se haya rendido.
Al salir del teatro, he mirado atrás hacia el mismo
escenario que al principio me pareció muy vacío. Y me he dado cuenta de que, en
realidad, estaba muy lleno desde el principio. Lleno de talento, que es de lo
que hay que llenar un escenario.
De verdad, van a pasar un rato estupendo. Háganme caso.
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