miércoles, 29 de mayo de 2019

UNA HISTORIA DE VIOLENCIA


Probablemente hayan leído estos dos últimos días la noticia. Verónica tenía 30 años, era madre de dos niños y tenía pareja. Verónica se ha suicidado porque no ha podido con la presión y la humillación. Ella trabajaba en una empresa de automoción (2.500 empleados aproximadamente) donde empezó a rular un vídeo íntimo de Verónica. Un vídeo de hace bastante tiempo. Alguien decidió vengarse de ella haciendo llegar las imágenes a sus compañeros de trabajo que no dudaron en ver y compartir el vídeo.

Por Verónica ya no se puede hacer nada, desgraciadamente. Pero aunque este blog es básicamente para hacerles reír y pasar un buen rato, hoy no puedo evitar ponerme serio y contarles algunas cosas. La primera de todas, por muy enamorados que ustedes estén... NO se graben vídeos íntimos. No es ya por sus parejas. Es que no se imaginan lo fácil que es robar datos en el momento en que ustedes se conectan a un red wifi pública en una cafetería o un aeropuerto, por ejemplo. 

Y luego está la responsabilidad de cada uno. La Policía ya está investigando el origen de la filtración de este vídeo. No les quepa duda de que van a encontrar al responsable y que será puesto delante de un juez. Hay que tener el alma muy oscura para hacer algo así. ¿Y los que lo comparten? Pues miren, difundir un vídeo íntimo sin el consentimiento expreso de sus protagonistas es un delito. Me explico mejor: si ustedes reciben un vídeo íntimo de alguien que conocen y lo comparten, por ejemplo, vía whatsapp, estarían  cometiendo un delito que puede conllevar pena de cárcel.

Quién difundió el vídeo de Verónica ha acabado con su vida con la complicidad de los compañeros de trabajo que, por el morbo por unas risas o por puro cotilleo, decidieron difundir el vídeo. Hoy hay dos niños que han perdido a su madre por esto. Y creo que todos tenemos que hacer una seria reflexión sobre las cosas que compartimos tan alegremente por whatsapp.

No hay comentarios: