Vamos a ver, que yo ejerza hoy para ustedes (porque ustedes
lo han pedido por activa y por pasiva) de comentarista de una boda real, es ya
un desquicie. Porque he comprado el HOLA y superado el impacto de volver a ver
a mi kiosquera en su puesto de trabajo, va la tía y me dice que si quiero que
hace ella la crónica que ha visto la revista antes que yo y que una boda de
Norma Duval hubiese sido más vistosa que (cito literalmente) “este coñazo con
invitados reciclados del Netflix”. Les aviso también que esta semana me voy a
desdoblar, como Raquel Mosquera, y van a tener ración doble de estupidez. Hoy
les comento la boda del hijo bandarra de Lady Di con una que hacía de abogada
tersa en una serie y el miércoles les comento el resto de la revista. Ojo, que
esta semana el HOLA pesa unos 4 kilos y lo mismo se dislocan una pestaña
postiza al cargarlo por la calle. Vayan por anticipado mis disculpas, que tengo
yo de cronista real lo mismo que Jaime Peñafiel de embajador del mundo
homosexual.
La boda de MEGHAN y HARRY tiene de real lo mismo que yo de
capitana de cheerleaders. Ni una sola casa real ha mandado a sus primeras
espadas para el bodorrio. Por no ir, no ha ido ni CARLOTA DE LO MÓNACO y es
raro porque el Gobierno británico, con motivo de la boda, permitió que los
bares cerrasen una hora más tarde y esto para Carlota es un poco el paraíso en
la tierra.
A falta de reyes y princesas con cara de ajo, pues hemos
llevado a todos los compañeros de MEGHAN en la serie esa de abogados. Por
supuesto, no los conoce ni dios y han ido todos con sus mujeres vestidos como
para atracar un Punto Roma. Porque el sentido de la elegancia americana es a la
sutileza como Alberto Isla al desarrollo neuronal. Vamos, nulo.
Ha ido GEORGE CLOONEY con esa escoba con peluca su mujer,
que ha ido de pies a cabeza vestida de amarillo mostaza y si la veías de lejos
parecía un cono de tráfico en apuros.
Luego han llegado DAVID BECKHAM, que ha dejado de hacerse
mechas (menos mal) y su mujer, la que no cantaba en las SPICE GIRLS, que para
la ocasión ha lucido la misma cara de mala hostia que siempre, como si le
llevaran a la fuerza a los sitios. Y con un vestido que se le han roto las
mangas al ponérselo y que ha diseñado ella sola. Porque ella, cantar no canta,
pero diseña mucho.
HARRY, que es un cachondo, ha invitado a la boda a sus dos
ex novias. Esto a MEGHAN, que es de temperamento fogoso, le ha tenido que sentar
como una patada en la epiglotis, pero Meghan, que pone todo el rato cara de caja
registradora, sabe que para llegar a ser Duquesa hay que hacer sacrificios.
Por supuesto que han ido a la boda la pesada de KATE
MIDDLETON, esa señora que lo único que hace en la vida es respirar, quedarse
embarazada y vestirse como la versión viejoven de MariTere Campos, por ese
orden. Y también ha ido su hermana PIPPA, que es la única royal en el mundo con
nombre de vagina gaditana.
Como aquí no hay abolengo ni una familia real escandinava
que echarse al diente, siguen llegando invitados como OPRAH WINFREY (como Ana
Rosa pero en hinchada) y la tenista SERENA WILLIAMS que, o yo me equivoco, pero
no han visto a los novios en su vida.
Un hermano de LADY DI que lleva toda la vida a hostias con
el resto de la familia, se ha presentado con toda la parentela, su mujer y su
ex mujer. Tenía pinta de estar tan integrado como yo en unas jornadas sobre
“Lesbianismo y religión”.
SARAH FERGUSON, que es una señora a la que sacaron fotos
hace años con una teta fuera y chupándole un dedo del pie a un señor casado, ha
ido al evento con sus dos hijas, que son dos chavalas con pinta de oler a queso
a dos kilómetros y han ido las dos vestidas como para provocar el terror en una
guardería.
Por parte de la novia, que sepamos, solo ha ido la madre,
que tiene pinta de ser una mujer más maja que las antiguas pesetas y te da como
cosica verla allí, en medio de semejante tinglado. El resto de la familia de la
novia no ha podido ir porque estaban ocupadísimos insultándola en directo
invitados por varios canales de televisión ingleses. Para que luego digan del
Sálvame.
CARLOS DE INGLATERRA, mundialmente conocido como “El orejas”
ha ido con su mujer CABALLO PARKER BOWLES que ha elegido para la ocasión un
modelo rosa mariquita ilusión y que sin duda ha acertado con el sombrero, que
el sombrero, además de bonito, le tapaba media cara. Y eso es un alivio, te
pongas como te pongas. Que menuda es Camilla a la luz del sol y maquillada para
una fiesta. Piensa en Millán de “Martes y Trece” en un after y te harás una
idea.
LA REINA ha ido vestida de verde pistacho, con ese bolso
vacío de siempre y cara de querer que se acabe esta idiotez para irse al bingo
con unas amigas. A su lado, su marido que parece un extra de THE WALKING DEAD
del buen aspecto que tiene. Un chollo, vamos.
Entonces ha llegado MEGHAN, que iba guapa, sencilla y natural
y con cara de “por favor, que no se suspenda esto en el último momento que
estoy aterrada y encima me hace ilusión conocer a Oprah Winfrey que no sé qué
coño hace en mi boda, pero es un puntazo”. Meghan, por cierto, llegó sola. Luego
le recogió en la puerta “el orejas” y más tarde llegó sola al altar en plan
alegato feminista. Un lío.
HARRY vio llegar a Meghan y se puso como Pocholo en un after
y empezó que si “qué impresionante estás”, que “hay que ver la suerte que tengo”
y que “¿Qué cojones hace Oprah Winfrey en nuestra boda?”
KATE MIDDLETON estaba como incómoda por no ser ella el centro
de atención, a pesar de llevar como unas natillas derretidas a modo de sombrero
y estar calculando su próximo embarazo. Al fondo la mujer de GEORGE CLOONEY con
cara de “¿En serio me van a obligar a comer?”.
Al salir de la iglesia, MEGHAN y HARRY se han dado un beso
igual de apasionado que el de Felipe y Letizia. Exactamente igual. Me ahogo de
la risa al escribir esto.
Ya después de lo de la iglesia se han ido todos al
restaurante y Meghan se ha cambiado de vestido. Pero iba igual de despeinada.
Porque las cosas como son, hay días que yo me levanto de la cama más peinado
para una boda que Meghan.
Y ya está. Que conste que esta pareja me cae fenomenal porque
tienen pinta de que se gustan de verdad y que no para de frotarse las tiaras
reales de lunes a domingo. Meghan es mucho más de todo que Kate Middleton, que
cada día tiene más cara de bolsa de té y seguro que en un par de años le pillan
con Harry saliendo de un after en Benalmádena y les van a salir los niños gogós
y diseñadores. Ya verán.
Les espero el miércoles con el repaso al resto de la revista
que no se imaginan el desfase máximo de esta semana. Les quiero más que una
prima de Meghan a Meghan. Claro que eso no es tan difícil…
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