Saben ustedes que nunca me pronuncio (en serio) sobre los concursantes de los distintos formatos de Masterchef. Probablemente, porque viéndoles casi todos los días, pues uno coge cariño a todos y le da mucha pena verlos marchar. Pero OSCAR JEFFERSON es harina de otro costal. Él y su familia,
Este jueves por la noche mientras estaba en el teatro me llegaba un mensaje del padre de Jefferson donde me decía que Oscar acababa de llegar a Londres porque al día siguiente iba a participar en el show televisivo más popular de las mañanas de Reino Unido. Y no saben ustedes la ilusión que me hizo. Probablemente como a ustedes, porque se ha convertido en ese niño que todos queremos tener cerca, como hijo, primo, sobrino o lo que sea, pero cerca. Por eso resulta maravilloso ver que el carisma, la inocencia y (por encima de todo) su buen rollo traspasan fronteras. Oscar Jefferson ha sido una catarsis colectiva entre los millones de espectadores del programa porque nos ha recordado lo maravilloso que es ser niño. Porque es maravilloso seguir sonriendo cuando te dicen que no lo has hecho bien del todo, por la ganas de aprender, por el charm y por el rapeo, porque Jefferson es un rapero en potencia. Aquí la prueba de cómo me lo he pasado con él.
Les dejo con su aparición en la tele inglesa. Qué maravilla ¿no?
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