EL DISCO DE LA SEMANA: HURTS

Todo aquel que se considere moderno está fascinado estos días con un cd de un dúo inglés que les tiene a todos como las locas. Que si son súper modernos, que si son súper retro, qué fíjate que un clásico no se pasa de moda, qué si todo está depuradísimo… Y si ustedes quieren saber lo que me ha parecido el primer disco para “modelnos” del 2010, pasen y lean.

Para empezar HURTS no han descubierto nada nuevo, lo cual, en este disco es una cosa maravillosa. Su álbum debut es un homenaje descarado pero pulcro al mejor pop de los 80. Es cierto que hay veces que rozan el ridículo (“Verona” es un cuadro de canción) pero cuando brillan, brillan mucho. Han conseguido volver a capturar la elegancia sonora de grandes como Bryan Ferry o Sade gracias a canciones como “Wonderful Life”, el primer single de un disco que se llama “Felicidad” y que en realidad es un canto a todo lo contrario.
HURTS son más que conscientes de que han hecho un gran disco y es más, lo han hecho en un momento en que hacía falta. Son absolutamente todo lo que la escena indie odia y tampoco son lo suficientemente comerciales como para enloquecer a las masas. Son una especie de Pet Shop Boys sin el factor comercial. Y el disco es una delicia de escuchar por lo intrascendente de su propuesta. A veces pienso que ellos lo han grabado convencidos de que es una obra maestra, sobre todo por una producción medida al milímetro y unos giros vocales que deben estar matando de la envidia a Roisin Murphy.
Con HURTS han vuelto los 80 más elegantes. No están producidos por David Guetta (gracias a Dios) ni probablemente quieren sonar en los 40 principales. Y sin embargo, casi todo el mundo que escucha su disco se queda bastante pillado. Resumiendo, que si quieren escuchar un disco que les aguante una barbaridad de tiempo, no van a encontrar nada mejor ahora mismo.