jueves, 16 de septiembre de 2010

EL BURKA...C'EST FINI

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A partir del año que viene, en Francia estará completamente prohibido el velo islámico integral. Sarkozy, un señor que me cae realmente mal, por fin creo que ha hecho algo decente. Y ojo, que yo no estoy exactamente en contra de la prenda, de lo que estoy en contra es que esa prenda se exhiba en la calle en países como el nuestro. No tengo nada en contra de que la vistan en sus países de origen, pero creo que a las mujeres del mundo les ha costado (y les sigue costando) conseguir unos derechos que les pertenecen por naturaleza como para permitir que una señora se oculte de la vida porque su marido o un libro lo digan.
Al Senado francés no le ha temblado el pulso al prohibirlo y tan sólo ha habido un voto en contra. Y me parece maravilloso. Siempre he pensado que cuando uno es emigrante (yo lo fui durante un año) uno tiene la obligación de adaptarse al país que le acoge. Y es que si yo tuviese una hija y pasease con ella por la calle me resultaría complicado explicarle porqué una mujer se tiene que vestir así. No me parece normal ni correcto. Generalmente las religiones han machacado el papel de la mujer. María Magdalena era puta, al parecer putos no había, ya saben. Y no me sirve la excusa de las defensoras de este velo. Por una cuestión de sentido común si a mí me gusta pasearme en pelotas con una olla exprés en la cabeza, lo hago en mi casa, porque soy consciente de que ese visión puede molestar a mucha gente. Es una cuestión de tolerancia. Pero yo nunca voy a ser tolerante con algo que denigre a la mujer, y por mucho que me lo intenten explicar, este velo denigra lo más fundamental de la persona.
Me alegra saber que las multas serán más fuertes para los maridos que obliguen a sus mujeres a vestirlo porque todo el mundo sabe cuál es el papel de la mujer en el mundo islámico. Podemos disfrazarnos de multi culturales y decir que todo es maravilloso, pero no es cierto. El mundo islámico (como cualquier otro) tiene cosas maravillosas, pero su trato a la condición femenina no es una de ellas. Pienso que esta nueva ley francesa, al final no tiene nada que ver con la religión si no con las libertades femeninas y espero que España tome ejemplo de Francia, Bélgica o Italia. Y para terminar, les quiero hacer una breve reflexión: ¿Y las monjas? ¿Por qué tienen que llevar su pelo escondido? ¿No es también una manera absurda de cercenar las libertades ocultando una parte de la anatomía? ¿Por qué nadie dice nada de las monjas? Espero sus opiniones.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes que nada decirte que comparto completamente tu idea sobre el burka y el trato de las mujeres en los países Islámicos.
Y como curiosidad a lo que dijiste sobre las monjas. históricamente fueran ellas las primeras en llevar el burka, así lo demuestran infinidad de códices e ilustraciones de los primeros convento, y como ya sabemos que las religiones han bebido una de otras, pues el islam copió esta tradición que posteriormente fue modernizada por el catolicismo hasta llegar a la vestimenta actual.

Anónimo dijo...

Estoy contigo en lo de las monjas, además en este caso más que por obligación de un marido machista, es por obligación de una religión absurda.

Y cabe destacar que las monjas eligen serlo, las mujeres islámicas también eligen casarse, pero tampoco tienen muchas alternativas al matrimonio.

Asi que, de todas todas tienen más delito las monjas.

Pd: Las monjas de mi colegio iban de calle y con el pelo al aire. No todas son así.

José Jaén dijo...

Lo de las monjas tiene más sentido (dentro de que monjas y burkas son un sinsentido en sí mismas): Una monja es una señora que siente una vocación o un motivo X que la lleva VOLUNTARIAMENTE a vivir de cierta forma impuesta por la iglesia; aunque debe cumplir un código de vestimenta, no se juega la vida si se emborracha o se va de despedida de soltera o se tira al cuñado de su prima, como mucho la echan de la orden y ya está; una señora que lleva burka, generalmente está OBLIGADA por su marido o por su religión, y además del estricto código de vestimenta no puede emborracharse ni irse de despedida de soltera ni tirarse a nadie que no sea su marido, porque si lo hace la lapidan "en menos que sonia monroy saca un maxi-single".

Esther Mazzadonia dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo. La toca de las monjas es exactamente lo mismo que el velo islámico, pero la religión católica es más lista, y aunque necesita un nuevo publicista urgentemente porque cada vez tiene menos fans, al fin y al cabo se venden mejor no estrellando aviones y no explotando trenes. Por eso siempre va a parecer "mejor" que el islam y claro, no llama tanto la atención que las monjas lleven el pelo tapado y que la mujer no pueda optar a ser sacerdote (que por otro lado menudo coñazo serlo, pero bueno esa es otra conversación).

En fin, poco a poco confío en que éstas religiones tengan cada vez menos poder. ¿Quién sabe?
Si es verdad que Dios existe, ese Dios que tanto ama la gente, acepta absolutamente a TODO tipo de persona sin importar el género, raza, etnia, orientación sexual y un sin fin de cosas más!

¡Viva Francia!

Anónimo dijo...

si el burka no denigra....entonces por qué no lo llevan los hombres? ahhhh, ancho pá mi estrecho pá ti? tipico de las machistas religiones monoteistas...

Anónimo dijo...

¿En sus países de origen? ¿Acaso no hay francesas de origen que lo vistan?

Anónimo dijo...

Siento de nuevo la necesidad de hacerte un comentario en este post: no me gusta el burka, creo que denigra a las mujeres y me molesta mucho estar al lado de una mujer que lo viste (de hecho, hablo del niqab porqué en Barcelona todavía no he visto a nadie llevando un burka). De todas formas, y aunque aprecio sobremanera tu interés por alcanzar la igualdad para todos (porqué soy mujer, y siempre agradeceré un apoyo como el tuyo), me parece que nos guía más el deseo de no encontrarnos por la calle con estampas que no nos agraden que la idea de ayudar a esas mujeres. A muchas de ellas las condenaremos, simplemente, a no salir nunca de su casa. No creo que sea esta la manera (aunque debo decir que tampoco se me ocurren alternativas demasiado eficaces), y desde luego, poner a Francia y a su presidente como paradigma de las políticas de igualdad e integración es más bien un chiste.
Aun así, reitero mi interés por tu opinión al respecto, aunque no la compartamos.
Patricia