Una princesa que no es Letizia sale en la portada de la revista de la mujer que va "derecha" por la vida para contar que se casa con un plebeyo. A mi me gusta mucho esta noticia porque Peñafiel debe estar a punto de ahogarse en su propio vómito del shock que le ha debido de dar. Por lo del plebeyo, digo.
Sinceramente, la entrevista no se la voy a comentar porque me trae al fresco lo que pueda decir una princesa y encima...sueca y súper rubia la tía. Me imagino que hablará de que ella cree mucho en los valores familiares, que el cristianismo marca su vida constantemente, que una perla bien puesta en su sitio es la hostia y que su marido plebeyo es tan buena persona, tan íntegro y tan el padre de sus futuros hijos que no le hace falta ni sangre azul ni nada de nada.
La princesa sueca, me dice una vecina que me encuentro en el ascensor, tiene pinta de saber lo que es un botellón de primera mano. Y eso que mi vecina es fina, que no llega a serlo y me dice que tiene pinta de turista borracha en Mallorca y eso no se puede permitir, que lo mismo la Casa Real Sueca lee este blog (uno nunca sabe)y me cae una querella que te caes de espaldas, y todo por culpa de una vecina.
Estoy de curro hasta las trancas y por eso hoy voy a ser especialmente breve, pero especialmente cabroncete.
Esta tarde les espero con el otro resumen de la actualidad que importa a los seres humanos cuya mayor precupación en la vida es saber si un zapato negro es apropiado para combinar con un vestido de cocktail.
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