martes, 4 de febrero de 2020

SALIR EN LA TELE


Hoy escriben de esto los compañeros de Vertele y yo se lo amplio. Ahora mismo, una de las personas más famosas de España es alguien que hace un mes no conocían más que su familia y amigos. Se llama Christopher, trabaja en el Starbucks de un centro comercial y sí, también es el protagonista a su pesar de "La isla de las tentaciones", el reboot de "Confianza ciega" que se ha convertido en el reality revelación del año.

No les voy a contar lo de Christopher porque ustedes o lo han leído o lo han visto. Hay que tener en cuenta que este reality se grabó a principios del verano pasado y que todos los participantes habrán firmado contratos que les impidan hacer declaraciones y spoilers del asunto hasta que finalice la emisión del programa. Esa es la razón por la que Christopher tiene que seguir haciendo su día a día en el trabajo y en su casa mientras la tele le convierte en un ídolo (de barro) momentáneo. Imagínense, además, que ustedes no pueden responder a nada por contrato. Mientras España parodia a cascoporro el famoso momento con el grito de marras, Christopher está en su casa sin poder decir ni mú. Las redes sociales le han coronado como "el cornudo de España" y la falta de empatía es brutal. 

De acuerdo con que Christopher es mayor de edad y accede a participar en el programa con su novia Fani, que parece que ella sí que tiene planes televisivos. De hecho, ya se da por confirmada su participación en la nueva edición de "Supervivientes" que se estrenará contrareloj en menos de un mes. De acuerdo también en que el comportamiento de su novia es un poco flipante. No es la primera mujer que engaña a su novio, pero al hacerlo delante de millones de espectadores, la herida, se pongan como se pongan, es mucho más grande. Está rulando un vídeo de unos niñatos presentándose en el local donde trabaja Christopher y le hacen la gracia a grito pelao.

Esto no habla bien de nosotros como espectadores. Cuando uno va a un reality se expone, claro que sí, pero también está en la conciencia de cada uno el no echar tierra a los ojos del débil.

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