Pero vamos a ver ¿estamos tontos o qué? ¿Una boda? ¿En serio? ¿En esta época? ¿Alguien me puede explicar quién es la de la portada? Porque si esta muchacha vende revistas, yo soy Sharon Stone. Y todos ustedes saben que yo no soy Sharon Stone aunque tenga unas piernas igual de increíbles pero con pelo.
Total, que a las de HOLA se les está yendo la mano con esta gente que no conoce nadie. Tampoco van a sacar a MIRIAM SAAVEDRA hablando de su rutina de belleza y contando que se ha bautizado contra la rabia
Pero sin embargo, hoy, y haciendo un contenido transmedia (sí, de trans) hoy vengo con la única portada que importa en el mundo. Ni el Financial Times ni Le Monde. Esta es la única portada que importa en el mundo hoy.
Sí, para mear y no echar gota.
Es todo tan terrible, que termina siendo arte, como aquella película que hizo Marta Sánchez.
Carmen se rompe, pero se rompe sonriendo como si le hubieran acabado de hacer la prueba del pañuelo y hubiera salido bien. Entre inocente y asustada, que con el botox nunca se sabe. ¿Y los titulares? Sangre viva.
Carmen habla de "lo de su hermana" (un tema que yo no toco, más que nada por respeto) y de lo de su madre, que esto si lo comento, que manda huevos hacerte "Las Campos" y quejarte de que luego te dan la vida mártir en la calle. ¿Pero qué esperaban? ¿Un Oscar? ¿Un Grammy Latino?
¿Podemos hablar del photoshop extremo? Porque a las del HOLA se les va la mano, pero a los de Lecturas se les ha atragantado la fantasía. Carmen, en la foto de su comunión parecía Doña Rogelio comparada con esta portada.
Una vecina mía a la que no voy a nombrar para proteger su intimidad (hola, Merche) me ha dicho en la cola del Starbucks que Carmen se rompe también para poner verde a Bigote Arrocet que antes era humorista y ahora es diseñador internacional de camisetas pintadas a mano. Carmen no puede estar más rota. Se rompe un poco más y se hace un Primera Línea con torito en pelotas masticando un jabalí.
Total, que ahí lo llevan.
Que un disgusto todo.
Carmen rota y nosotros sin un HOLA navideño como Dios manda.
Como dice la escritora de éxito Belén Esteban.. "¿Qué hago súper, me mato?"
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