La televisión no lo sienta bien a todo el mundo. A ÁNGEL GARÓ (al actor cómico) le sentaba de escándalo. Pero a ÁNGEL GARÓ (la persona "humana", como diría él) le ha sentado como una patada en la entrepierna. Porque peor no se puede hacer.
El cómico está despistado. No comprende el formato en el que está trabajando y no le cabe en la cabeza que su persona pública está quedando mal, muy mal. Un formato como GH VIP está para sacar lo peor de cada uno, no nos engañemos. A nadie le interesa ver un vídeo de dos mujeres hablando de macro economía en una piscina mientras dos compañeros, al fondo, construyen un nido. NO.
GH VIP y sus sucedáneos están construídos para la bronca, el follisqueo con edredón y las borracheras de sábado a golpe de electro latino. Y ya. Ángel Garó no ha entendido nada de esto. Mediaset no ha contratado al cómico que puso patas arriba de la risa a toda España hace años. Mediaset a contratado al hombre que, en un estado de nervios terrible, salió en pelotas al balcón de su casa a dar gritos a todo lo que pasaba por delante. Mediaset ha contratado al Ángel Garó acusado (y luego absuelto) de maltratar a una ex pareja. A ese y no al otro.
Y la persona no cae bien. Las cosas como son. Ayer tuvo que abandonar el plató con otro ataque de divo (yo estoy acostumbrado a que me aplaudan) después de tener una metedura de pata grande metiendo a los hijos de Verdeliss en medio de una historia del programa. Hasta Sandra Barneda le tuvo que llamar al orden. Y él no se disculpó. Él se fue. Una pena ver que sigue sin enterarse dónde está y que la batalla por reverdecer antiguos laureles, por estos caminos está perdida.
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