sábado, 24 de noviembre de 2018

HAGAMOS EL HUMOR



Les escribo esto por el “Asunto Dani Mateo”. Resulta que un sindicato de Policías que se llama ASP ha denunciado al CÓMICO (recuerden esta palabra que es importante) por “los presuntos delitos de odio y ultraje a símbolos nacionales”. Y un juez ha citado a declarar a Dani Mateo en calidad de investigado. Es decir, imputado de toda la vida de Dios.

Me parece una barbaridad. Y vamos para atrás. Déjenme explicarme entes de lanzarme un tuit bomba. Gracias.

Hasta donde me consta, Dani Mateo es un actor/cómico/presentador que interpretaba un sketch escrito por unos guionistas y que contaba con la aprobación del programa en el que se emitió. Dani Mateo hizo ese día el mismo trabajo que (salvando las distancias) hace Jorge Javier Vázquez leyendo el guión de Gran Hermano Vip. Exactamente el mismo.

Yo siempre me debo a ustedes y mi sinceridad está por encima de todo. El sketch no me hizo especial gracia. Los guionistas de “El Intermedio” han tenido multitud de piezas mil veces más brillantes. Pero ¿perder anunciantes? ¿una lapidación pública? ¿una imputación? ¿Se nos ha ido la cabeza? Antes de que se lleven la mano al pecho para defender el honor nacional, les sigo contando.

He crecido con los chistes de “mariquitas” de Arévalo y, aunque me parecen de un pésimo gusto y bastante ofensivos… yo no quiero a Arévalo en la cárcel. He crecido con la genialidad de Martes y 13 que los fines de año aquellos pusieron a España patas arriba de la risa con un sketch en el que Millán, caracterizado de ama de casa decía aquello de “mi marido me pega”. Cuando era muy pequeño, asistí al escandalazo de una banda punk femenina que se llamaban “Las Vulpes” que cantaron en un programa de TVE una canción que se llamaba “Me gusta ser una zorra”. Todo aquello es inemitible hoy en día. No soy yo quién para decir si hemos avanzado una barbaridad como sociedad y a cambio de esto, el sentido del humor se nos ha quedado por el camino.

Sentar a un cómico delante de un juez por un chiste de mal gusto que han escrito unos guionistas es, sencillamente terrible. Tiene que ver con la libertad de expresión y también con el sentido común. Tenemos la libertad de cambiar de canal cuando algo no nos gusta. Por ejemplo, yo desintonicé de mi televisión el canal Intereconomía hace tiempo. No les quiero en mi dial televisivo. No tengo ganas de que les denuncien o les persigan por la calle. No me importan y por lo tanto, no les veo.

Si usted que está leyendo esto se ha sentido ofendido por el sketch de Dani Mateo, le propongo un ejercicio. Imagínese cómo me he sentido yo toda mi infancia oyendo a Arévalo contar aquellos degradantes chistes de mariquitas y viendo como media España se partía la caja. Imagínese la soledad que me dio todo aquello. A veces me preguntaba si el futuro que me esperaba era ser una loca chillona que hablara siempre moviendo las manos muchísimo y refiriéndome a mí mismo en femenino. Y sin embargo, yo no quiero a Arévalo sentado delante de un juez por aquello. Ni de coña.

Yo lo que quiero es que Arévalo vea que los tiempos han cambiado y que ya no hay sitio para algunas cosas. Hacer humor, que es mi trabajo también, es una cosa dificilísima y muchas noches tuiteo MasterChef con el miedo de que alguien se enfade muchísimo porque, por ejemplo, me parece maravilloso que Carmen Lomana tenga a su edad el culo de una gimnasta rusa de 16 años. ¿Soy un machista? ¿Soy un sinvergüenza? ¿Estoy cosificando a la mujer?

Nunca puse el tuit del culo de Carmen. Y no lo puse por miedo. Por miedo a que alguien se me echara encima y me partiera en pedazos. Y vivir con miedo no es bueno para nadie. Cada día es más difícil hablar sin ofender a algún colectivo. Pero hay polémicas hinchadas. Soy vasco, soy Español, soy Europeo. Y no me ha ofendido el sketch de Dani Mateo. Me ha aburrido. Si te ha ofendido, te recomiendo que no vuelvas a ver su programa, que no vayas a sus obras de teatro o que no comas en su restaurante. Yo no me pongo Intereconomía por las noches para que me estalle la sangre y vomitar mi odio en las redes sociales. Respeto que existan y que tengan su plataforma, pero no consumo sus contenidos. ¿Quién soy yo para pedir que les prohíban?

Un país que sienta a un cómico en un banquillo por un chiste de mierda, corre el serio peligro de terminar convirtiéndose en un país de mierda. Y ese nunca ha sido el camino.

Hoy más que nunca “hagamos el humor”

Y si este post ha ofendido a alguien, dejen de leerme. Existen millones de blogs más interesantes que este. Y que, además, les dicen todo aquello que ustedes quieren escuchar. Algunos de ustedes, quiero decir.
Como siempre, gracias por leer.

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