Les escribo esto por el “Asunto Dani Mateo”. Resulta que un
sindicato de Policías que se llama ASP ha denunciado al CÓMICO (recuerden esta
palabra que es importante) por “los presuntos delitos de odio y ultraje a
símbolos nacionales”. Y un juez ha citado a declarar a Dani Mateo en calidad de
investigado. Es decir, imputado de toda la vida de Dios.
Me parece una barbaridad. Y vamos para atrás. Déjenme
explicarme entes de lanzarme un tuit bomba. Gracias.
Hasta donde me consta, Dani Mateo es un
actor/cómico/presentador que interpretaba un sketch escrito por unos guionistas
y que contaba con la aprobación del programa en el que se emitió. Dani Mateo
hizo ese día el mismo trabajo que (salvando las distancias) hace Jorge Javier
Vázquez leyendo el guión de Gran Hermano Vip. Exactamente el mismo.
Yo siempre me debo a ustedes y mi sinceridad está por encima
de todo. El sketch no me hizo especial gracia. Los guionistas de “El Intermedio”
han tenido multitud de piezas mil veces más brillantes. Pero ¿perder
anunciantes? ¿una lapidación pública? ¿una imputación? ¿Se nos ha ido la
cabeza? Antes de que se lleven la mano al pecho para defender el honor nacional,
les sigo contando.
He crecido con los chistes de “mariquitas” de Arévalo y,
aunque me parecen de un pésimo gusto y bastante ofensivos… yo no quiero a
Arévalo en la cárcel. He crecido con la genialidad de Martes y 13 que los fines
de año aquellos pusieron a España patas arriba de la risa con un sketch en el
que Millán, caracterizado de ama de casa decía aquello de “mi marido me pega”.
Cuando era muy pequeño, asistí al escandalazo de una banda punk femenina que se
llamaban “Las Vulpes” que cantaron en un programa de TVE una canción que se
llamaba “Me gusta ser una zorra”. Todo aquello es inemitible hoy en día. No soy
yo quién para decir si hemos avanzado una barbaridad como sociedad y a cambio
de esto, el sentido del humor se nos ha quedado por el camino.
Sentar a un cómico delante de un juez por un chiste de mal
gusto que han escrito unos guionistas es, sencillamente terrible. Tiene que ver
con la libertad de expresión y también con el sentido común. Tenemos la
libertad de cambiar de canal cuando algo no nos gusta. Por ejemplo, yo
desintonicé de mi televisión el canal Intereconomía hace tiempo. No les quiero
en mi dial televisivo. No tengo ganas de que les denuncien o les persigan por
la calle. No me importan y por lo tanto, no les veo.
Si usted que está leyendo esto se ha sentido ofendido por el
sketch de Dani Mateo, le propongo un ejercicio. Imagínese cómo me he sentido yo
toda mi infancia oyendo a Arévalo contar aquellos degradantes chistes de
mariquitas y viendo como media España se partía la caja. Imagínese la soledad
que me dio todo aquello. A veces me preguntaba si el futuro que me esperaba era
ser una loca chillona que hablara siempre moviendo las manos muchísimo y
refiriéndome a mí mismo en femenino. Y sin embargo, yo no quiero a Arévalo
sentado delante de un juez por aquello. Ni de coña.
Yo lo que quiero es que Arévalo vea que los tiempos han
cambiado y que ya no hay sitio para algunas cosas. Hacer humor, que es mi
trabajo también, es una cosa dificilísima y muchas noches tuiteo MasterChef con
el miedo de que alguien se enfade muchísimo porque, por ejemplo, me parece
maravilloso que Carmen Lomana tenga a su edad el culo de una gimnasta rusa de
16 años. ¿Soy un machista? ¿Soy un sinvergüenza? ¿Estoy cosificando a la mujer?
Nunca puse el tuit del culo de Carmen. Y no lo puse por
miedo. Por miedo a que alguien se me echara encima y me partiera en pedazos. Y
vivir con miedo no es bueno para nadie. Cada día es más difícil hablar sin
ofender a algún colectivo. Pero hay polémicas hinchadas. Soy vasco, soy
Español, soy Europeo. Y no me ha ofendido el sketch de Dani Mateo. Me ha
aburrido. Si te ha ofendido, te recomiendo que no vuelvas a ver su programa,
que no vayas a sus obras de teatro o que no comas en su restaurante. Yo no me
pongo Intereconomía por las noches para que me estalle la sangre y vomitar mi odio
en las redes sociales. Respeto que existan y que tengan su plataforma, pero no
consumo sus contenidos. ¿Quién soy yo para pedir que les prohíban?
Un país que sienta a un cómico en un banquillo por un chiste
de mierda, corre el serio peligro de terminar convirtiéndose en un país de
mierda. Y ese nunca ha sido el camino.
Hoy más que nunca “hagamos el humor”
Y si este post ha ofendido a alguien, dejen de leerme. Existen
millones de blogs más interesantes que este. Y que, además, les dicen todo
aquello que ustedes quieren escuchar. Algunos de ustedes, quiero decir.
Como siempre, gracias por leer.
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