jueves, 4 de octubre de 2018

EL MAL A JUICIO


Estoy siguiendo con bastante atención el juicio a los padres de NADIA, aquella chiquilla a la que se paseó por platós de televisión y cualquier medio de comunicación disponible para sacar dinero a costa de una enfermedad que nunca fue ni grave ni mortal. Y estoy asqueado.

Veo en el juicio la soberbia de ese padre y también veo la estrategia judicial de librar a la madre de cualquier culpa para que sólo uno vaya a la cárcel. Es legal, pero lamentable. Pretender que la madre de la niña no supiera de dónde salía la pasta para tanto reloj, tanto viaje, tanto iPhone... es ridículo. Pretender que la madre de la niña no sabía el estado de salud REAL de su hija es lamentable. Los dos adultos, a los ojos de todo el mundo, escenificaron un espectáculo en el que la miseria humana no puede estar más presente. Los dos sabían lo que hacían y cuando lo hacían. Y ver durante el juicio a ese padre contestar con soberbia y apatía a las preguntas que le hacen, es sencillamente, repugnante. El problema es que, como este es un delito económico (un fraude) a estos monstruos no les van a caer muchos años. Al tiempo. Pobre niña.

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