domingo, 11 de marzo de 2018

EN MEMORIA DE UN NIÑO QUE SE LLAMABA GABRIEL




GABRIEL HA MUERTO

Esto se lo pongo así, en mayúsculas, porque en realidad, es lo único que importa. Bueno no. Me importan mucho más sus padres y toda la gente que le quería. Esta tarde, las redes (y probablemente España entera) han estallado de odio, de histeria, de impotencia, de ganas de sangre y justicia. Probablemente, la expresión más tuiteada hoy es “hija de puta”.

Yo no he insultado a nadie. No me hace falta. Ahora mismo no lo necesito. Igual ustedes piensan que yo soy frío y que soy demasiado práctico, pero hoy me preocupan los padres de Gabriel. Porque Gabriel ya no está y ni ustedes ni yo podemos hacer nada para que vuelva. Ayer vi a esos padres cogidos de la mano en un programa de televisión. La esperanza y la desesperación saltaban de sus ojos y traspasaban la pantalla. Era imposible no desearles la mejor de las suertes. Se te encogía el corazón mirándolos a los ojos. Porque casi todos, muy dentro, teníamos las estadísticas en contra. Y hoy nos hemos dado un bofetón de realidad. De esos que te dejan la cara muy roja y que pican durante días. De esos que cierras los ojos y lo recuerdas durante años.

Gabriel es la última víctima de un monstruo. Porque yo a ella me niego a llamarle “persona” o “ser humano”. Ahí está mi límite de la tolerancia verbal con ella. Ella no merece estar en la misma categoría que nosotros. Ella es un monstruo. Con todo lo que eso implica. La crónica negra de España está llena de monstruos. José Bretón o El Chicle son ya, parte de la vergüenza y el horror nacional.

No sé cómo el pequeño Gabriel llegó a ese maletero. Solo soy un hombre. No soy forense ni detective. Pero sé, porque soy persona, que para meter el cadáver de un niño en un maletero hay que haber perdido el alma hace mucho tiempo. Los católicos dirán que es el demonio. Yo prefiero pensar que es un envase vacío sin alma. Sin razón de existir o con una única razón, la de devastar el suelo por donde pisa. Que no crezca nunca más la hierba. Que nunca vuelva una sonrisa a una cara. Que un país entero llore amargamente viendo un telediario.

Se ha llevado a Gabriel y nos ha roto a todos. Por eso, esta tarde quiero pedirles un favor. No extiendan el odio en las redes sociales. Ya sé que la impotencia es enorme. Respiren. Piensen en lo que les dirían a los padres de Gabriel. Cierren los ojos y piensen que ahora están junto a ellos. Porque estamos junto a ellos. Y escriban entonces eso que les dirían. No dejemos que un monstruo nos gane la partida. Gabriel se ha ido. Sus padres se quedan. Apretemos los puños. Aguantemos las lágrimas. Ahora es el momento de estar con ellos. Contra el monstruo. Porque si ustedes conocen el imaginario popular, sabrán que la única manera posible de enterrar a un monstruo es con amor. Y yo quiero enterrarla. Porque un día verá la tele y sabrá que todos nos volcamos en la compasión, el cariño y el apoyo hacia esos padres. A ella que la juzgue quien le tenga que juzgar. Nosotros dediquémonos a los padres. Hagamos todo lo que podamos en nuestras redes sociales para trasladarles un abrazo, un beso, una mirada que les diga que no están solos. Porque nosotros no somos monstruos. Y en algún sitio, Gabriel estará viendo que su marcha no ha sido en vano. Y que sus padres están rodeados de amor, que no están solos. Que hay un país entero sosteniéndoles.

Feliz viaje pescadito. Espero que allá donde estés, te devuelvan todo lo que te han quitado aquí.

6 comentarios:

josefa dijo...

gran columna,felicidades

Rf dijo...

Qué bonito lo que dices.

Anónimo dijo...

Precioso lo que dices. Eres grande Abel Arana.

Miguelin dijo...

Yo quiero felicitar a la guardia civil y policia por su magnifica labor y profesionalidad y por supuesto mis condolencias a los padres y familiares del pequeño Gabriel

Miguelin dijo...

Yo quiero felicitar a la guardia civil y policia por su magnifica labor y profesionalidad y por supuesto mis condolencias a los padres y familiares

Anónimo dijo...

Sin palabras está todo dicho ..
Y me pongo en lugar de esos padres y mucha fuerza para seguir adelante sin Gabriel en cuerpo,porque en el alma siempre estará ese angelito...