viernes, 16 de marzo de 2018

COSAS QUE DEBERÍAS SABER DE MÍ


Pues mira, hoy he sido una buena persona. De hecho, le tengo que llamar a mi madre para recordarle la suerte de hijo que tiene. Porque mi madre sigue diciendo que sí, que muy bien pero que hay que ver el pavo que tengo. Y las madres siempre tienen razón. Yo esto lo tengo más que claro porque soy padre de un perro de 35 kilos que se cree que es un yorkshire. Que el perro es una monada pues sí, que el perro cuanto te salta de amor te puede partir la columna, pues también.
Y es que hoy he sido una buena persona en el gimnasio. Estaba yo en ese potro de tortura que se llama máquina de bíceps cuando veo que al fondo entra un chaval gordito de unos veintipocos y mira la sala de pesas con terror. He sido fino. No era gordito. Costaba más rodearle que saltarle. El chiquillo miraba el gimnasio como el que está a punto de saltar a un volcán. Y yo le he observado.
En el gimnasio estaban estos típicos que toman muchas “vitaminas” y que viven en una constante autopaja mirándose en el espejo. Tú sabes de quién hablo. Y el chaval en medio de aquello va y se pone a tirar de una polea para hacer espalda y lo estaba haciendo tan bién que podía haberse quedado paralítico en dos series. Y nadie le ayudaba. Mi gimnasio es uno de esos sitios donde ser gordo es ser transparente. Me he quitado los cascos, porque total estaba escuchando a Luis Fonsi y vete tú a saber si el acento se pega y he ido a ayudar al chico. El chico, todo hay que decirlo, es fan de Mónica Naranjo. Vamos, que ya sabes.
Le he dicho cómo lo tiene que hacer. El ejercicio, quiero decir. Le he dicho que si necesita ayuda que me avise, que todo es empezar. El chiquillo me miraba con cara de “si yo hubiese tenido un padre así lo mismo sería la Claudia Schiffer”. Luego le he dicho que para lo suyo, lo mejor es hacer cardio media horita al día, que ya sé que es terrible porque te sientes como un hámster persiguiendo la lechuga, pero que le va a venir bien. Ya en confianza, va el crío y me pregunta que qué hay que hacer para estar como yo. Como para ser buena persona hay que ser sincero, le he dicho que perder 4 horas a la semana durante 20 años. Me ha mirado raro. Le he dicho que tampoco se obsesione porque si no tienes alma de deportista, que valores la liposucción que te la financian en todos lados y tan ricamente. Me ha vuelto a mirar raro.
Le he dejado allí, en la elíptica con miedo a que alguien me diga mañana que un gordito se desnucó ayer en el gimnasio y le he contado esto al perro en el parque mientras nos caían 45 litros por metro cuadrado. El perro con chubasquero. Yo sin paraguas. Es probable que yo pille una neumonía, pero por lo menos el perro tendrá valores. Fíjate tú qué cosas.
Yo creo que todo esto me pasa por haberme enganchado a “Mi vida con 300 kilos”, que es ver una persona con volumen por la calle y querer abrazarla. No sé.
Y ya es viernes.
Hay que ver lo rápido que pasa todo.

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