A ver, yo sé que el personaje es un personajazo, pero a mí me da ternura Karmele Marchante. Ni le conozco ni me he tomado un café con ella, pero me consta que es una tía bastante más culta que lo que la tele ha dejado ver y me fascina ese rollo que lleva ella con los modelos y las combinaciones de colores imposibles. Debe ser que me hace gracia la gente que huye de lo convencional. Y hoy escribo esto para protestar.
Les explico. A Karmele le están llamando de todo por esta foto:
La mujer ha decidido irse a Bruselas a participar en una manifestación por la Independencia de Cataluña. Yo siempre he pensado que me encantaría que es España todos viviéramos felices y que nadie se quisiera ir de aquí, eso es lo que me gustaría. Pero leo muchos digitales donde insultan a Karmele y aprovechan el asunto político para caer en el insulto fácil y sobre todo, barato.
Yo no tengo las mismas ideas políticas que Karmele. Yo no voy a manifestaciones incluso cuando estoy a favor del asunto (me dan un poco de pánico las multitudes) pero respeto las ideas de las personas. Si Karmele se ha saltado alguna ley, pues que los valientes, en lugar de insultar, se planten en una comisaría de Policía y denuncien. Y ese es el problema. Hasta donde yo sé, esta mujer no ha incumplido ninguna ley. Y por muy distinta que sea su manera de pensar a la mía, no le puedo pedir diálogo a nadie si yo soy el primero que caigo en el insulto. El día que empecemos a admitir que hay gente que piensa distinto a nosotros, lo mismo nos canta otro gallo. Y Karmele, por dios, deja de mezclar el verde loro con el rosa chicle, que eso sí que me da cosa.
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