No puedo con CHABELITA PANTOJA. En serio. Al principio empatizaba con el personaje porque me la imaginaba encerrada en una celda en la fortaleza de Cantora, presa de una madre malvadísima y llorando mirando al horizonte. Pero no. Chabelita Pantoja es un gremlin.
Un gremlin al que le gusta la pasta más que a un tonto un lapicero y a la que le gusta vivir sin dar palo al agua. Eso, y que para su edad ha salido bastante fresca, porque hay que ver lo que se ha empujado Chabelita desde que es mayor de edad. "El terror de los gogós" le llaman. Y resulta que esta semana le han jodido el negocio, porque ella, sus extensiones y esos zapatos de plataforma que son un infierno en vida, son un negocio. Chabelitis se ha trasladado a Perú con ese marido que tiene como fijo discontínuo para ganar pasta. La cosa es que se iba a encontrar con su madre biológica y le iban a dar una pasta gansa por hacerse unas fotos. Pero resulta que ISABEL PANTOJA se ha enterado y ha armado una tan gorda que el encuentro no se ha producido. Total, que a Chabelitis no le ha quedado más remedio, para ganar unas perras que ir a un programa de televisión a decir que ella ama mucho Perú pero que ella se siente española. Todo ello vestida de gogó valenciana en los ochenta y con más pelo que el Yeti. Vamos, que el poder de Isabel sigue intacto. Lo que me aterroriza es pensar que como debe estar apurada de pasta, lo mismo nos encontramos con una portada de Interviú que va a conseguir que el tito Agustín tenga una embolia. O algo peor. Ya verán...
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