“Es mejor permanecer callado y parecer tonto, que hablar y
despejar la duda definitivamente”
Groucho Marx.
O cuando no se tiene nada bueno que decir, mejor estar
calladitos. Ese es, básicamente mi argumento para afirmar que España debería
abandonar el Festival de Eurovisión. ¿Definitivamente? Claro que no. Italia, quizá,
es el modelo a seguir. Italia tuvo un paréntesis de varios años (1997 a 2011,
creo) en el Festival y su regreso no ha podido ser más brillante, elegante y
apoteósico. Y siempre con una cosa clara: la buena, buenísima música. Nina
Zilli, Marco Mengoni, Francesca Michielin, Il Volo o Francesco Gabbani, que
este año va a deslumbrar con su “Occidentali’s Karma” son un ejemplo, sobre todo,
de respeto al Festival donde participan. Y es que Italia ha decidido respetar y
adorar Eurovisión, y así se lo han transmitido a sus cantantes. Este año quería
ir hasta Al Bano. Gracias a Dios, no ha podido ser.
Italia debe ser nuestra referencia. Llevamos años cumpliendo
un trámite que ha terminado por convertir el Festival en objeto de risas o
burlas a partes iguales. Todo su país ha vibrado con Francesco Gabbani y han convertido el vídeo clip de su canción en el vídeo con más visitas de la historia de un
cantante italiano en YouTube en un solo día. ¿Se imaginan algo así en España?
Por supuesto que no. España le ha perdido el respeto al Festival. Por completo.
Salvo honrosas excepciones (Pastora Soler, Ruth Lorenzo) no hemos sido capaces
de encontrar una buena canción para un buen intérprete. Y por favor, la
política no tiene nada que ver en esto. De nuevo Italia, que también sufre los
votos políticos ha conseguido en 6 años, colocar 4 canciones en el top ten. Y
dos de ellas en el top 5. Con esos números en la mano, está todo dicho.
No sabemos, o no podemos, manejar el formato. Por eso, quizá
es necesario dar marcha atrás, y pasar unos años concienzudamente estudiando lo
que es Eurovisión. Tenemos que volver a enamorarnos del Festival y mostrarle
todos nuestros respetos. Tenemos la obligación de conquistarles de nuevo.
Exactamente igual que hizo Italia, que regresó cuando tenía algo que decir, y
nunca antes. Italia jamás hubiese mandado a alguien como Son del Sol.
Y esto no tiene nada que ver con la polémica de este año.
Tiene que ver con la capacidad que debemos tener para entender un espectáculo
grandioso en el que cada año hacemos el peor de los ridículos. ¿Es cuestión de
dinero? Sinceramente no lo creo. Marco Mengoni salió a cantar él solo una
canción que se llamaba “L’essenziale” y allí no hubo ni grandes puestas en
escena, ni coreografías imposibles, ni moderneces, ni despliegues tecnológicos.
Era un artista que sabía cantar con su micrófono emocionando al público. Y
quedó el séptimo, algo que nosotros, desde Rosa López, no podemos ni soñar. Sorprendentemente, ese año y con un formato que adoraba la música (OT) ese año España sí se emocionó con Eurovisión.
¿Y los eurofans? ¿Tienen la culpa de algo? Pues sí y no. Si
uno respeta la música y respeta el Festival, es casi un delito moral apoyar
candidaturas como las de Rodolfo Chikilicuatre, Raquel del Rosario o Las
Ketchup. Se puede amar intensamente el Festival y a la vez mantener una cierta
integridad moral. Un poco de decencia, vamos. Ver a Raquel del Rosario en el
escenario eurovisivo fue un momento de bochorno, digan lo que digan. Y este
año, créanme, no pienso que nos vaya a ir mucho mejor. Manel Navarro,
artísticamente hablando, no tiene entidad para participar en un evento así.
Quizá en unos años la tenga, pero ahora no. Y cuando tenga que actuar junto a
alguien como Francesco Gabbani, va a quedar a la altura del barro. Porque las
comparaciones son horribles y Eurovisión, que nadie se olvide, es un CONCURSO.
Con todo lo que ello significa.
Me fascina el Festival de Eurovisión, y pienso seguir
hablando de él. Cuanto un blog tiene más de cuatro millones y medio de visitas
al mes y en Facebook mis páginas están llegando al millón trescientos mil
likes, uno siente una cierta responsabilidad. Voy a seguir hablando del
Festival, pero no voy a hablar de la candidatura española hasta que haya
alguien que me haga sentir orgulloso de que me represente con su canción. No
voy a hablar de España en Eurovisión hasta que se le muestre el respeto
artístico que merece. Y no es culpa de Televisión Española, que eso sería la
fácil. Pedir dimisiones es lo fácil. Nos hemos acostumbrado a bramar y no hacer
nada. Si todo es tan tremendo, tan terrible y tan de todo ¿por qué no hay una sola denuncia? Porque aquí no ha pasado nada, y ustedes saben de lo que hablo. Es el todo que no funciona. No sabemos hacerlo
y suspendemos todos los años el curso eurovisivo. Por lo tanto, debemos
apartarnos y aprender. Estudiar modelos que funcionen y (¡ojo!) que se adapten
a nuestra identidad y cultura. Italia ama la música y por eso existe Sanremo (y
de ahí Eurovisión) que es una propuesta más humilde que el Melodie Festivalen, que es una cosa que hacen en otro país que respeta la música, Suecia.
En este blog y mis redes se va a seguir hablando de
Eurovisión, claro que sí. Pero este año soy italiano. Porque amo la música.
Porque amo Eurovisión. Y promocionar una candidatura como la de Manel Navarro o
Rodolfo Chikilicuatre es para mí ir contra lo principal: el amor a la música y al
Festival. Este año me representa Francesco Gabbani. Y espero que gane (o que quede
muy bien) y así todos ustedes, los eurofans, Televisión Española y yo mismo,
tomemos nota. Debemos volver al inicio, y hacerlo con humildad y respeto. Lo
hecho, hecho está. Sumemos. Basta ya de crispación, de dimisiones a gritos.
Propongamos ideas y hagámoslo de una manera seria pero emocionante. Porque esto
es la gran fiesta de la música. Y se ha terminado convirtiendo en esa fiesta a
la que nos invitan, vamos de compromiso y contamos los minutos que nos faltan
para marcharnos. Eso, y no otra cosa, es Eurovisión en España. La música y el arte nunca deberían ser un trámite.
Volvamos a enamorarnos de la música.
Si quieren ustedes entenderme, vean la actuación de Pastora
Soler. Ese día estuve orgulloso de esa voz, de esa canción, de ser español, de
todo.
Vayámonos para volver a la emoción.
3 comentarios:
desde que participa el bloque del este, y los suecos controlan el cotarro (suecia como ganador del festival en 7 ocasiones????? Anda Yaaaaaa!!! ), el festival es un mamoneo de principio a fin . No solo España, también francia, uk, Ireland y Alemania se deberían ir. Que se cuezan los eslavos en su salsa!
La respuesta es "No".
Prefiero fijarme en el modelo francés y renovar toda la cúpula festivalera de TVE.
Podemos llevar calidad y actualidad.
No me interesa tanto quedar bien como quedarme contento. Y con Barei me quedé contento.
:*
Amiga desconocida: SUECIA ha ganda 6 (es Irlanda ganó siete veces el Festival) ¿y se tiene que ir? Francia e Inglaterra 5 ¿también deben irse? Qué topicazos sin informarse, por Dios
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