lunes, 3 de agosto de 2015

¿TE HAS OLVIDADO DE QUIEN ERES?

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Me llega un mail de un lector con una historia que he oído muchas veces, pero algo había en este mail que me ha decidido a contestarle en el blog. Así que Raúl (nombre ficticio) aquí va la respuesta que me has pedido.



Raúl me habla en su mail de pérdida de identidad, básicamente. Me cuenta que su relación ha terminado después de casi siete años y que no sabe quién es. Raúl hizo absolutamente todo lo posible para hacer feliz a su pareja, se entregó en cuerpo y alma a su relación y casi siete años después se ha encontrado solo, aturdido y desorientado.



En su mail me cuenta que cambió muchos hábitos de su personalidad para complacer a su pareja. Y gradualmente fue mutando hasta convertirse en una persona que hoy, cuando se ha tenido que enfrentar a vivir de nuevo solo, no conoce. ¿Ha hecho algo mal Raúl? ¿Es lo normal enamorarse hasta las trancas y querer hacer feliz a tu pareja? Pues miren, sí y no. Es absolutamente lícito el deseo de agradar, de complacer. Es maravilloso sentir que se quiere hacer feliz a alguien. La entrega y la generosidad son sentimientos maravillosos… siempre que estén bajo un férreo control por nuestra parte. Esto, por supuesto, no quiere decir que nos convirtamos en máquinas con sentimientos programados. Lo único que quiere decir es que todo es lícito mientras no nos olvidemos de quienes somos. Porque se supone que esa persona se ha enamorado de quienes somos, no de lo que podríamos ser.



Hay que tener mucho cuidado con las personas del “te quiero, ya te cambiaré”. Más que nada porque son muy difíciles de detectar. Uno tiene la sensación de que cuando te propinen cambios lo hacer por tu bien. Pero… ¿no era Raúl feliz antes de conocer a su pareja? ¿No estaba satisfecho con su vida, sus maneras y sus hábitos? Probablemente sí. Y por eso tenemos que mantenernos firmes a la hora de defender la propia personalidad (con matices) y seguir manteniéndonos tal como somos.



¿Y ahora qué tiene que hacer Raúl?, me pregunta. Y en mi opinión es bien fácil. Es como montar en bicicleta, una vez que aprendes, volver a pedalear, aunque hayan pasado siete años, es cuestión de minutos. Por eso, Raúl, te recomiendo que eches la vista atrás y recuerdes como eras, lo que hacías y, sobre todo, lo que te hacía disfrutar. Recupera tu “personalidad bicicleta” y sal a la calle. Quizá al principio incluso tengas que obligarte, claro que sí, y vivir por inercia no es ni agradable ni placentero, pero mucho peor es quedarte en tu casa preguntándote quién eres. Eso es paralizarte. Eso es tener la bicicleta delante y no utilizarte. Eso significa que te estás repitiendo a ti mismo que no sabes pedalear. Y eso es negar la evidencia, porque sabes andar en bicicleta y probablemente, lo hacías muy bien. Tan bien que alguien se enamoró de ti.



Por lo tanto, Raúl, levántate todas la mañanas, saluda a tu bicicleta y sal a la calle. Hay cuestas empinadas y hay bajadas peligrosas. Pero tú siempre has sabido controlar la velocidad. Cierra los ojos y acuérdate de aquel momento en que llegaste a la meta y eras inmensamente feliz. Pues bien, ahora comienza otra carrera. Y yo no tengo duda de que volverás a llegar a la meta. Tú solo. Y llegarás con una sonrisa enorme, Raúl.



Te deseo toda la suerte del mundo en esta nueva carrera por etapas. Y cuando vuelvas a llegar a la meta, espero que me escribas y me lo cuentes. Y no vuelvas jamás a olvidarte de quién eras porque entonces, en la meta, no sabrán a quién darle el premio.



Suerte.

POSDATA: Para terminar les pongo una canción de un artista al que admiro mucho y les pido que pongan atención a la letra. Sobre todo a Raúl.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi vida a sido un caos y lo supere, me case y durante siete años a sido un infierno de maltrato físico y mental. Hasta que decidí irme, pero es muy difícil volver a cojer las riendas de tu vida pensando que cambiaría, cosa que no ocurrió, mentiras, tristeza, me estaba muriendo por dentro y todavía intento recuperar la confianza en mi, pero es tan difícil... No imposible.

Anónimo dijo...

También tuve una muy mala experiencia, toda mi vida a sido un caos, pero conseguí superar todos los obstáculos y me case... Pensando en una vida normal, formar una familia, etc. Pero todo se torció. Siete años de maltrato psicológico y físico. Queriendo cambiar esa situación, engañandome pensando que cambiaría mientras yo me iba muriendo por dentro. Hasta que la venda se me cayo y me di cuenta que no cambiaría. Me fui, e intento olvidar todos los días el sufrimiento que e pasado, pero no es fácil cuando se está sol@.

Unknown dijo...

Felicidades Abel, me han emocionado tus palabras. Creo firmemente que le va a servir de mucho a Raul.