
En verano corro serio riego de calentamiento cerebral y saben ustedes que tengo esta necesidad de contarles lo que se me pasa por la cabeza. Hoy quiero compartir con ustedes una historia televisiva que, en realidad, no es televisiva. Sigan leyendo y ya verán...
Recuerdo que hace unos años las parrillas estaban llenas de programas de corazón. Algunos de ellos muy burros, algunos con humor, otros elegantes... ¿Se acuerdan? Piensen ustedes en Extra Rosa, Aquí hay tomate, Dónde estás corazón, Dolce Vita, Corazón de, Tómbola, Salsa Rosa, Corazón corazón y eso sin contar las tertulias matinales y los late nights donde se seguían las aventuras del "celebritismo español". ¿Y hoy? Pues básicamente al margen de Anne Igartiburu y las 30 horas a la semana (en serio) de la factoría Sálvame... apenas nada.
Mientras tanto, triunfan programas como Al rojo vivo, Las mañanas de Cuatro, La Sexta noche, El Intermedio (la verdadera joya de la corona de la tele nacional) o Un tiempo nuevo. Y hoy me he dado cuenta de que la explicación es realmente fácil. Los políticos son los nuevos Raquel Mosquera/Pantoja/Ubrique etc. Hemos pasado del oscurantismo político a la sobre exposición política. Y quién nos iba a contar que esos diputados, antaño tan herméticos, iban a ser una caja de sorpresas. Es infinitamente más morboso en estos días saber que un "señor de los pies a la cabeza" (léase irónicamente) se ha gastado miles de euros en vino y bragas caras con una tarjeta black que descubrir que uno que ha ido a un reality fue detenido una vez por ir zumbado en un Ferrari prestado.
Los medios de comunicación han convertido a políticos. sindicalistas y demás miembros del sistema en los protagonistas del "España Deluxe", el programa de más éxito en la historia de la televisión española y que se emite a diario en todas las cadenas. Bueno, en casi todas... ustedes me entienden. La cobertura del asunto Urdangarín (las familias reales parecen ser un bonus track) o la información publicada en el libro "Final de Partida" donde se narran los últimos años del reinado de Juan Carlos I es, sencillamente, como para quedarse con la boca abierta. Todos los días estamos inundados de informaciones que hablan de: tramas financieras, amigas especiales, ilustres encarcelados, aforados sospechosos, tesoreros que ni Valle Inclán se los hubiera imaginado, ministros detenidos... por el amor de dios ¿Cómo nos va a seguir pareciendo interesante lo de Isabel Preysler y Vargas Llosa comparado con esto?
Y la frecuencia es importantísima. La pobre Isabel, como mucho, se hace unas fotos con el novio cada quince días. Y el pueblo necesita una dosis diaria de hemoglobina deluxe. Es fascinante comprobar la capacidad de los ilustres para sorprender al público cada día con un nuevo giro de tuerca, un nuevo escándalo, una nueva sospecha. Como comprenderán, personajes como Naty Abascal o las sempiternas novias de futbolistas devenidas en blogueras de moda (la profesión horror ahora mismo) son de absoluto bostezo y no interesan a nadie. Ahora mismo, un desfalco y una trama financiera son lo que mola. Los embarazos despechados o los divorcios son de risa. A no ser que el divorcio sea un "cese temporal de la convivencia" que entonces alguna posibilidad tiene de ser titular.
El peligro de todo esto es que nos estamos narcotizando (me incluyo) y el escándalo de hoy ya no sirve mañana porque queremos más sangre y más discos duros borrados para salir a la calle a protestar diciendo eso de "¡Qué vergüenza de país!". Y al final del día, echando un vistazo a las redes sociales, uno se encuentra con peticiones que firman miles de personas en Change.org para que programas como "Sálvame" sean retirados de la parrilla porque son terriblemente nocivos para el espectador. De momento, aún no he visto una petición para que varios ex ministros de varios partidos entren directamente a la cárcel sin cobrar nada y sin pasar por la casilla de salida. Así nos va. Disfruten ustedes de "España Deluxe". Mañana... más.
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