Llevo unos días dándole vueltas a una cosa en la cabeza y
hoy quiero compartirlo con ustedes en uno de estos posts largos que aunque son
menos leídos, tienen unos fans acérrimos. Lo cual lo agradezco mucho porque al
margen de ponerles fotos idiotas y narrarles la vida y milagros de sus
estrellas favoritas, me encanta poder escribirles estas cositas.
En los últimos tiempos he tenido a mi lado dos personas que
se enfrentaban (y se enfrentan) al momento de dar un paso adelante en sus
vidas. Un cambio grande de esos que afectan realmente el curso de la vida de un
ser humano. Esas dos personas han hablado conmigo sobre sus miedos, sus dudas,
sus temores. Y esto es lo que les he contado.
Para empezar, la zona de confort de una persona es
maravillosa cuando se tienen 10 años y uno necesita aún el chupete, la mantita
o que tu padre te lea un cuento. Después de esa edad, pienso que no hay nada
más peligroso en la vida de una persona que su zona de confort. Sobre todo
porque la vida siempre ocurre (con lo bueno y lo malo) fuera de la zona de confort.
El crecimiento interior está fuera de esa zona. Es imposible aprender,
experimentar y superar obstáculos ahí dentro. Y cuando mi amiga J me preguntó cómo
podía salir de ahí, le di estos consejos.
Primero de todo, sensatez. El cambio que viene en tu vida va
a ser bueno. Igual no es lo que esperabas o las cosas no salen como habías
planeado, pero la riqueza que adquieres en el proceso es impagable. El cambio
te hace más fuerte. Te hace crecer, tanto si sale bien (porque tu instinto
tenía razón) como si sale mal (porque entonces ya sabes lo que NO debes hacer).
No nos pongamos histéricos. Los cambios son calculados. No somos locos. No
vamos a atracar un banco ni a convertirnos en asesinos en serie. Es cierto que
hay que dar un paso adelante, pero no le demos más trascendencia. Y siempre
tengamos en cuenta que existe la posibilidad de dar marcha atrás. Nada es
definitivo. Nada es totalitario. No nos pongamos dramáticos de más.
Coger el toro por los cuernos es fundamental. Si uno se
sienta frente a un espejo y se mira a los ojos… ahí está una realidad que nadie
puede esconder. Nuestra cabeza y nuestro corazón saben lo que es bueno para
nosotros. No te escondas de tu realidad, de tus deseos, de tu instinto. Hace
poco un amigo se debatía entre dos ofertas de trabajo (ambas de un altísimo
nivel) y me pidió consejo. ¿Cómo le aconsejé decidirse por una de las dos? Pues
muy fácil. Solo por el tono de su voz cuando hablaba de una de ellas, yo ya
sabía que esa era la opción que le iba a hacer feliz. Para él era un momento
complicado, abandonar un trabajo donde cobraba un pastizal y era bien
considerado para comenzar de cero en una aventura. Con más de 40 años. ¿El
resultado? Esta misma mañana, desayunando me ha dicho “Abel, cuanto te
agradezco aquel consejo, soy inmensamente feliz en mi nuevo trabajo”. Pero en
realidad, yo poco le ayudé, él ya había decidido. Su instinto había decidido.
Siguió su instinto y yo tan sólo le reafirmé lo que veía. Nada más. Él sabía
mejor que nadie dónde estaba su felicidad profesional.
Toma riesgos. Y disfruta de ello. Haz tu vida excitante.
Acepta que tomar riesgos es una parte de tu vida. Y si eres mínimamente una
persona sensata, no te quepa duda de que saldrá bien. Acepta que la vida son cambios.
Que para crecer hay que cambiar. Es imposible de otra manera. Yo fui un
adolescente tremendamente tímido por problemas de aceptación, apenas tenía
amigos y me pasaba los días leyendo en mi habitación, que era mi zona de
confort. Yo no era el hombre con dos cojones que soy hoy. Algún día les contare
todo lo que tuve que hacer para ser el hombre que soy hoy. ¿Fue difícil? Pues
hombre, hubo momentos de verdadero espanto, pero miro atrás y les juro por mi
madre (que es lo que más quiero en el mundo) que volvería a repetirlo punto por
punto. Ha merecido la pena. Soy mejor, más fuerte, más listo y hoy quería
compartirlo con ustedes. Por generosidad. Y les pido que sean generosos con
ustedes mismos. Atrévanse. Y disfruten. Conviertan su vida en algo excitante.
En mi última novela “Crónicas de un soltero” la experta en Social Media Begoña Antón
(una verdadera eminencia en el mundo de la comunicación) dijo lo siguiente al
acabar mi libro: “Después de leer “Crónicas de un soltero” descubriréis que podéis
vivir vuestra vida como los protagonistas de un drama o de la mejor comedia de
todos los tiempos. La vuestra”.
Resumiendo: Atrévete a vivir. Disfruta de la experiencia de
vivir. Asume riesgos. Haz de tu vida algo excitante, nuevo , creativo y
maravilloso cada día. A veces te saldrá bien y otras no. La respuesta al título de este post es SÍ. TE MERECES UN FINAL FELIZ. Pero hay que trabajárselo, los finales felices no vienen gratis, ni siquiera para las princesas Disney. Ni les quiero hablar
de una vez que intenté pintar un cuadro o de lo terriblemente mal que canto. Yo
también me he equivocado. Pero porque lo intenté. El final no es la felicidad.
Lo importante es caminar. Y ya que no nos queda otra, disfruten del camino. Si
se fijan bien, el paisaje es maravilloso.
Gracias por leer.
2 comentarios:
Si, te mereces un final feliz, pero sobre todo un camino feliz. Cada vez estoy más convencido de que la felicidad se obtiene durante el proceso hacia esa meta. Cuesta enfrentarse a los miedos y salir de nuestra zona de confort, pero es la única forma de evolucionar hacia personas conscientes de nuestra consciencia.
No puedo más que suscribir todos y cada uno de tus puntos.
Feliz evolución!
Muchas gracias Abel por compartir estas reflexiones. Muchas veces solo vemos el resultado positivo en la vida de la gente pero no el proceso sufrido para conseguirlo. ;)
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