
Como lo oyen, y como siempre, por el rollo de la infidelidad. Resulta que una señora sospechaba que su marido se la estaba pegando con alguien y le dió un jamacuco muy gordo. Por lo tanto hizo lo que cualquier mujer nerviosa hace en una situación como esta: se introdujo una cantidad sustanciosa de veneno en la vagina (como lo oyen) y cuando su marido llego a casa le invitó a "bajarse al pilón". El marido, sorprendido, accedió a darse a los placeres orales pero al ratillo le dio como que aquello olía raro y le dieron unos mareos tremendos.
Le salvaron por los pelos en el hospital pero la asesina vaginal sigue en paradero desconocido. ¿Estamos ante el primer caso de vagina psycho killer?
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