Y la pobre mujer, mientras esperaba, pues se tomó unas copitas. Y claro, Kimberly no se dio cuenta que de cachonda y borracha no es una buena combinación y luego pasa lo que pasa. Total, que el chulo de Kimberly llegó a casa y se encontró con la horrorosa visión de su mujer en pelotas, con un dildo en la mano y con un cesto que ni Caperucita. Y claro, le llamó de todo menos Nena Daconte. Y Kimberly se agarró un mosqueo de cojones y decidió que lo mejor que podía hacer es darle una paliza a su novio con el dildo. Y encima le pegó en sus partes blandas.
El novio, dolorido y ofendido, ha declarado a la policía que llegó un momento en que no sabía si Kimberly le estaba dando una paliza o le quería penetrar analmente con el artefacto. Por supuesto, ya soy muy fan de Kimberly, una maravilla de mujer con carácter. Una mujer como las de antes.
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