CARTA ABIERTA A JOSÉ ORTEGA CANO

Estimado José:

Como se imaginara, lo de “estimado” es una absoluta coña marinera, un formalismo y una manera de comenzar esta carta que le escribo porque estoy con la boca abierta. Que conste que le hablo como persona normal y corriente de la calle y, por lo tanto, esta carta estará llena de errores legales (no soy abogado ni juez) y lo mismo tiene usted derecho a demandarme.

Le escribo porque estoy indignado (sí, ya sé que la palabra está muy sobada). Pero estos días estoy siguiendo su juicio por diferentes medios de comunicación y me quedo con la boca abierta. Leo que hay informes de la Guardia Civil que aseguran que usted conducía a una velocidad mucho mayor a la que dice. Es decir, o usted miente o la Benemérita miente. También leo que hay un análisis de sangre que afirma rotundamente que usted triplicaba la tasa de alcoholemia. Y eso que el análisis se le hizo tiempo después del accidente y todos sabemos que la tasa de alcohol en sangre baja según pasan las horas. Y usted dice que no bebió. Es decir, según usted, la Benemérita y un laboratorio de análisis clínicos de un hospital también mienten. Porque esto, al parecer, es una desgracia encadenada. Usted solo se “mojó” los labios con champán. Y luego al hacerle el análisis le debieron poner una cantidad bestial de alcohol para que diera ese resultado. Ya ve usted, qué cabrones y que malintencionados los bichos que le sacaron a usted del coche y le salvaron la vida. Panda de mentirosos.

También sé que su motor salió disparado por los aires con el choque. Y esta vez, son los expertos los que mienten cuando dicen que un motor no puede saltar por los aires a la velocidad a la que usted dice que iba. Menuda cuadrilla de mentirosos los expertos. Unos expertos que, al parecer viven con la obsesión de que usted conduce borracho. Y claro, yo me quedo a cuadros pensando qué ha hecho un hombre tan decente como usted para ponerse en contra a los médicos, a la Guardia Civil y a los expertos en Seguridad Vial. Y eso por no hablar de los testigos que afirman que a) le vieron conducir como un desaprensivo y avisaron a Tráfico ANTES del accidente y b) los testigos que afirman verle borracho ANTES del accidente. José Ortega Cano, pobrecillo, es usted víctima de un complot y de una sociedad que vive para llamarle borracho. El mundo es su enemigo y es usted una víctima desasistida frente a este atajo de mentirosos.

Lo malo de todo esto es que la gente de la calle no somos idiotas. Y además sabemos sumar dos más dos. Y lo que hay es lo que hay. Y por supuesto que preferimos confiar en la palabra de los médicos, la Guardia Civil y los expertos en la materia antes que en la suya propia, teniendo en cuenta que incluso su propia familia ha declarado a varios medios de comunicación que usted ha tenido problemas con el alcohol. Y no me refiero al alcohol de la jeringuilla. Me refiero al otro.

Usted los tiene cuadrados, Ortega Cano. Hay que tenerlos para sentarse delante de un juez y decir lo que ha dicho teniendo en cuenta lo que ha pasado y quién estaba en la sala donde usted ha sido juzgado. Claro, que lo mismo el juez es colega del de las ambulancias y ha montado este juicio y este tinglado para que los de “Sálvame” tengan algo que contar.

Usted es una víctima, pero de sí mismo, de la falta de escrúpulos y de no asumir una personalidad que canta la Traviata por los cuatro costados desde hace muchos años. Le repito que la gente no es idiota y usted sabe perfectamente de qué le estoy hablando, diga lo que diga un juez o impugne lo que impugne un abogado. Y sí, la familia de Carlos Parra, el señor que usted mató accidentalmente por un vahído, también lo sabe.

No quiero despedirme sin desearle lejanía. Porque a personas como usted, de esas que solo se mojan los labios en champán y diez minutos después han matado a un señor, las quiero lejos. Sobre todo si al final, sus abogados consiguen que usted no entre en prisión. Nunca se olvide que la calle es sabia. Y usted, gracias a la Guardia Civil, los médicos y los expertos en Seguridad Vial, que han ofrecido DATOS y no opiniones, ya ha sido condenado. En firme.