
Si, es un verdadero terror absoluto, pero si observan la cara aborregada (por decirlo finamente) del padre y la mirada perdida de la madre, podemos afirmar que nos encontramos ante la primera tronista de la historia, a la izquierda de la foto y con cara de no saber ni respirar autónomamente. Si ustedes tienen un hijo o hija que pueda estar llegando a estos extremos, pongan freno a este sinsentido obligándoles a comprarse la ropa en un Carrefour, escuchar música de Perales (sí, Perales) y apuntándoles a una universidad. Si todo esto falla, que Santa Emma García nos coja confesados...
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