
Estimados
lectores,
Hace
unos días, un señor de Nueva York fallecía tras haber sido arrojado a las vías
del metro mientras intentaba convencer a otro señor de que no molestase a
algunos de los viajeros que se encontraban en el andén. El agresor se dio a la
fuga, pero ya ha sido detenido y se sospecha que padece de algún tipo de
enfermedad mental. Para hacer de este un suceso mucho más impactante, el periódico
New York Post publico unas fotos del señor mientras intentaba volver al andén y
el metro se aproximaba a él. Tanto el periódico como el fotógrafo han recibido críticas
durísimas por la publicación de las fotos. En unas declaraciones en exclusiva
al programa Today, el fotógrafo ha confesado que su única intención cuando hizo
las fotos era que el reflejo del flash llamase la atención del conductor del
metro y así evitar el fatal desenlace. Y a mí, que me gusta pensar que todos
somos más o menos buenos por naturaleza, inicialmente me ha servido su versión.
Unos segundos después he pensado: “espera un momento, ¿y la foto quien la vendió?”
El argumento de este señor, sea o no verídico inicialmente, queda desarmado por
su falta de respeto y sensibilidad a la víctima y sus familias convirtiendo un
hecho dantesco en un espectáculo a observar por los lectores de un periódico.
Con nuestros pequeños matices, seguramente estemos todos de acuerdo en que en
un sistema democrático la libertad de prensa es imprescindible. Pero esconderse
detrás de este derecho democrático fundamental para vulnerar el derecho de una
familia a superar una tragedia sin tener que verla publicada o el derecho de
una persona a morir sin que nadie “disfrute” viendo sus últimos segundos de agonía,
es un argumento tan ruin como todas y cada una de las personas que forman parte
del equipo del New York Post que han permitido que esas fotos hayan salido a la
luz.
1 comentario:
Cada día es alucinante la cantidad de gente que no tiene corazón, que con tal de tener su minuto de gloria es capaz de vender una tragedia, mejor que filmar la agonía de una persona instantes antes de ser arrollado por el tren, le hubiera ayudado a volver al andén esta persona hoy estaría viva, pero claro ya sabemos que el morbo todo lo puede, que mueve montañas y saca lo peor de la gente. Mi más sentido pésame a la familia de ésta persona. DEP
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