SOR MARÍA: VETE AL INFIERNO

 

Estarán hartos ustedes de oír hablar de Sor María. Mírenla, con esa cara de monjita buena que necesita protección de los buitres de la prensa. Da penita ¿verdad? Pues ninguna. Perdonen ustedes la expresión pero nos encontramos ante una de las presuntas hijas de puta más grande que jamás hayan conocido... 

Este es un extracto del texto que publicaba ayer el diario EL MUNDO:

"Sor María Gómez Valbuena, la monja acusada del robo de un bebé en 1982, ha recurrido su imputación por detención ilegal y falsedad documental ante la Audiencia Provincial de Madrid al considerar que la causa penal que se sigue contra ella en el juzgado de instrucción número 47 ha prescrito."

Es decir, Sor María ni siquiera se ha molestado en chillar a los cuatro vientos que es inocente. Ni hablar. Directamente ha pedido que no le juzguen porque robó un bebé hace mucho y la ley dice (según ella y sus abogados, porque ella es una monja con abogados) que el delito ha prescrito. Y yo que quieren que les diga, yo sí que estoy al borde de salir a la calle chillando.

De momento a Sor María le han pillado robando un bebé y por eso se le está imputando. Pero ya hay otras familias que la han reconocido y la señalan como la perpetradora del robo de otros recién nacidos. Unos bebés a los que este ejemplo de caridad cristiana les arrancó (presuntamente, claro) el derecho de crecer junto a sus padres y madres. Les tengo que recordar, asímismo, que Sor María pertenece a una organización (la Iglesia Católica) que opina que las parejas del mismo sexo no pueden adoptar un bebé al que sus padres han abandonado. A pesar de la imputación, la Iglesia, esa Iglesia que opina de casi todo aunque no le competa, no se ha pronunciado acerca de Sor María a pesar de que es un clamor popular que la señora ha robado bebés. Presuntamente.

Me llamarán ustedes demagogo pero siempre pienso ponerme del lado del débil. Y en este caso los débiles son esos niños robados. No quiero ni pensar en cómo hubiera sido mi infancia si me hubieran arrancado de los brazos de mi madre o de mi abuelo, por ponerles un par de ejemplos. Y ahora Sor María está ingresada en la clínica La Milagrosa de Madrid porque se ha enterado de que otros tres jueces la están investigando y están a punto de imputarla y claro, le ha dado un ataque de ansiedad muy gordo. ¿Se imaginan ustedes dónde estaría yo si hubiese robado bebés? Exacto. Me habrían metido inmediatamente en prisión y (matafóricamente) habrían tirado la llave. Pero como el Rey insiste en que la justicia es igual para todos, pues cerramos los ojos, le damos unos lexatines a Sor María y aquí no ha pasado nada ¿verdad?

Sor María, es usted (presuntamente) una reverendísima hija de puta.
Le mandaría al infierno. Pero es que el infierno es usted.
Presuntamente.