martes, 21 de junio de 2011
AYUDÁNDONOS: ANABOLIZANTES
He recibido un montón de mails de lectores contándome distintas historias relacionadas con la baja autoestima y, aunque cada historia es completamente diferente, una cosa tenían en común: más de 38 personas me han escrito preguntándome si yo creo que el uso de anabolizantes y esteroides es bueno para mejorar. Y esto es lo que pienso.
Básicamente, es una mala idea. ¿Y qué derecho tengo yo a decir esto? Pues todo el del mundo porque los consumí a las 26 años durante seis semanas de primavera. Es decir, de los errores se aprende y tan sólo pretendo contarles mi error para que si, después de leer esto, alguien se lo plantea dos minutos, entonces habrá merecido la pena.
Nadie está obligado a ser siempre fuerte y mantenerse firme en las decisiones. Y yo soy el primero que me equivoco. Mi experiencia, desde luego es nefasta, pero no por lo que ustedes puedan pensar. Al margen de una euforia desmedida, un apetito sexual anormal y la posterior pérdida de libido y una leve depresión… no tuve efectos secundarios de los malos. Es decir, jugué a la ruleta y no perdí demasiado. Pero hoy, pasado el tiempo, soy consciente de que no todo el mundo ha corrido la misma suerte que yo.
Y es que los anabolizantes son la manera que tiene la gente vaga, inconstante y débil de intentar construirse un físico que, cuando pasen la semana se va a desinflar, se pongan como se pongan. La clave de tener un físico armonioso (armonioso es siempre mejor que hipertrofiado) es la constancia. La constancia en el ejercicio, en la alimentación y en un estilo de vida más o menos apañado sin pasotes de alcohol, tabaco o atracones de hamburguesas (sí, yo también me pegué los pasotes de hamburguesas). Hay un montón de gente que puede hablar de esto mucho mejor que yo. La Seguridad Social dispone de endocrinos, nutricionistas, traumatólogos, psicólogos y todo lo que haga falta para ponernos las pilas. Comprendo que es más fácil a veces pensar que la solución a nuestros problemas está en cuatro semanas pinchándonos unos medicamentos que nadie nos ha recetado porque NO LOS NECESITAMOS. Ese es el riesgo. ¿Beberíamos jarabe para la tos sin tener tos? ¿Tomaríamos somníferos sin tener problemas de sueño? ¿Nos escayolaríamos un brazo sin habérnoslo roto? Pues con los anabolizantes pasa lo mismo. No tomamos estos medicamentos porque nuestro cuerpo no los necesita. Hacerlo es siempre un riesgo. Hay que recordar que los medicamentos son drogas y, por lo tanto tienen efectos secundarios que NO podemos preveer. Y por supuesto, hay que recordar que los resultados no se mantienen.
Muscular demasiado un cuerpo en poco tiempo es igual de malo que perder 6 kilos en un mes. La piel se estira de una manera anormal y, cuando el efecto se pasa, su aspecto es bastante malo y con una tendencia a generar estrías apabullante. Ni es un proceso natural, ni sus resultados lo van a ser. No les voy a hablar de las gravísimas consecuencias que tiene para la salud porque seguro que buscando en Google ustedes pueden encontrar cientos de informes médicos que les van a hablar de cosas como impotencia o depresión.
Hay siempre que recordar que existen dos caminos para mejorar cualquier aspecto de nuestra vida y no voy a ser yo quien diga que el físico no es importante. Soy consciente de que la comida entra por los ojos. Querer estar guapo o fuerte en un deseo legítimo y natural. Pero ese deseo tiene que nacer de la necesidad de mejorar para disfrute propio, nunca para disfrute ajeno. Nadie nos va a querer más por tener un buen contorno de pecho o unos bíceps enormes. Eso es una idiotez. Es cierto que el mercado sexual puede verse aumentado, pero ahí se queda la cosa. Un ciclo nunca proporciona algo que permanezca en nuestras vidas. Un ciclo nos hincha durante un par de meses y ahí termina la cosa. Y con suerte si no sufrimos consecuencias médicas graves.
No tenemos que olvidar nunca que sólo un médico puede recetarnos medicamentos y que, hasta ahora, el sistema ha funcionado bien así. De la misma manera que no le dejaría a un carpintero operarme un tobillo, nunca le voy a permitir a un monitor de gimnasio que me recete unos medicamentos para un par de meses. La idea en sí es absurda y los resultados imprevisibles.
Márquense objetivos pequeños y alcanzables. Perder un par de kilos al mes (o ganarlos, con una alimentación correcta) es una buena manera de empezar. Debemos pensar en nosotros como un lienzo en blanco que hay que pintar durante toda la vida con distintos tonos. Hay que ser sensato con uno mismo y asumir hasta dónde podemos llegar y hasta donde no. Una vez asumidos nuestros límites, solo es cuestión de ser tenaz y nunca perder nuestro objetivo de vista. Mientras otros se inflan y se desinflan cada verano, nosotros estaremos sanos, armónicos y construyendo algo que va a durar para siempre.
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