miércoles, 25 de agosto de 2010

Y LOS MUCHACHOS DEL BARRIO LE LLAMABAN LOCA...

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Ya ven, la popular creadora de la tendencia “hoy soy lesbiana pero mañana igual no” es noticia porque…resulta que no estaba loca. Y les refresco la memoria. Lindsay Lohan ha estado hasta en la cárcel porque la pinza no es que se le haya ido. Es que la pinza se le ha fugado y le ha puesto una orden de alejamiento mismamente.
Hemos podido ver a Lindsay cascándose con su novia bakala, frotándose con hombres, estrellando coches y saliendo de las discotecas más ciega que Topacio. Y todo…por un médico cabrón. Ya ven que drama. Resulta que hace unos años Lindsay se encontraba raruna y se fue a ver un psicólogo que le recetó unas pastillas que no sirven para la locura de ella, sino para otro tipo de locuras. Y claro, las pastillas le sentaron como el culo y Lindsay empezó a hacer una barbaridad detrás de otra. Menos comerle la boca a Sonia Monroy y grabar un disco con Paco Porras, no hay barbaridad que no haya hecho.
Y ahora un juez que la tiene recluída en un sitio de esos para yonquis con pasta ha dicho que “de yonqui nada, monada” (of yonqui nothing, beautiful en v.o.) y que la chica es una víctima de los medicamentos mal recetados. Y digo yo que lo mismo igual es lo que le pasó a Britney cuando le poseyó el espíritu de Ernesto de Hannover y se liaba a paraguazos después de afeitarse la cabeza. Por lo tanto la pregunta es: primero Britney, luego Lindsay…y ahora…¿quién narices va a ser nuestra próxima estrella incorrectamente maedicada? ¿Ein?

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