CORTYLANDIA: EL IMPERIO DEL MAL

La semana pasada me fuí a comer con mi amiga Antía al Fast Good de Sol (no hago publicidad, es para que se ubiquen). Y al terminar de comer decidimos darnos un paseo por el centro para ser penetrados por el espíritu de la Navidad de los cojones. Y atravesando una plaza vemos al fondo una cosa que era un terror interminable. Y otra cosa no, pero a Antía y a mí nos gusta un terror más que a un tonto un zapato.
Y hete aquí que nos encontramos entre cientos de familias cristianas contemplando el Cortylandia 2008. Les prometo que no habíamos bebido alcohol con la comida y paso a describirles la maravillosa instalación by El Corte Inglés:

-El decorado está presidido por la enorme cabeza de un tipo pelirrojo con cara de pederasta que invita a los críos a acercarse. Nosotros ya teníamos sudores frios al contemplar la cara de maldad del bicho.
-A la derecha hay unos maniquíes, probablmente rescatados de la sección de lencería de una tías blancas, con pelucas blancas...y sin ojos. Con la órbita del ojo completamente negra y vestidas como de drag queens del Carnaval de Las Palmas. Una mezcla de drogadictas y extraterrestres que nos tenía a Antía y a mí abrazados del pavor.
-A la derecha hay un aquelarre. Es decir, una reunión de brujas que tienen una pinta de colocadas que da miedo. Con decirles que hay una en un trapecio y otra amagando tirarse de una ventana, les digo todo.
-Y justo encima de las brujas hay una especie de tronco de árbol con lo que se supone que son una especie de pitufos pero en sátiro, con caras de loco y las pupilas dilatadas como si se hubieran puesto una semana de perico hasta el pituficulo. Hay uno saliendo del tronco en plan malo, otro lanzándose en plan bakala....
-Y de complemento han puesto las figuras de un padre y un hijo trolls que llevan un garrote cada uno en la mano.

Por supuesto, si no me creen, se van ustedes a la Calle Preciados y contemplan el horror en directo, porque si esto no es el Imperio del Mal, no sé yo.
Y desde ese día mi amiga y yo vivimos sobrecogidos, aterrorizados y teniendo pesadillas en las que nos perdemos dentro del decorado de Cortylandia donde un pederasta pelirrojo nos quiere regalar...unos caramelos.