PROFESIONES DE RIESGO: AZAFATA

Ya está bien hablar tanto de choubisnes y cosas así. Hoy, en una pirueta que ni Bárbara Rey metiéndose en una faja color carne, les vengo a comentar algo que me tiene perplejo Pérez. Mucho se habla de los riesgos laborales en la construcción, pero últimamente me estoy dando cuanta de que ser azafata es peligrosísimo, y no solo por la cantidad de colegas “delicados” que pueden tener. Si son ustedes azafatas, es muy posible que acaben ustedes viviendo el infierno de las almorranas.

Les vengo a contar una historia que me parto la caja. En USA ya saben que hay millones de telepredicadores. Un telepredicador es básicamente un sinvergüenza que sale por la tela diciendo cosas como: “Tengo una buena noticia; Jesús ha llegado y te perdona por ser trucho y esnifar cocaína y ser del PP y gastarte 50.000 euros en putos”. O algo parecido. Pues en USA hay un telepredicador que es el colmo de la fama. El muchacho, que tiene una cara increíblemente imbécil, se llama Joel Osteen y tiene unos dientes tan grandes que se podría comer a Caritina Goyanes de dos mordiscos. La hostia. Pues bien, el dentudo de Joel tiene una mujer rubia de bote, cardada y con ese tipo de vestuario que parece tenerla permanentemente detenida en 1987. La mujer se llama Victoria. Victoria Osteen. Y ha sido demandada, entre otras cosas por causarle almorranas a una azafata. Se lo juro.
Resulta que Victoria embarcó en un avión y cuando le llevaron a su asiento en primera clase, empezó a montar un pollo enorme porque el asiento tenía una manchita. La azafata, por supuesto, se quedó loca con el asunto e intentó tranquilizar a la gran esperanza cristiana. Pero no lo consiguió y lo que recibió fue una hostia en toda la jeta, un codazo en una teti y verse empotrada en un wc por un empujón de Victoria, que probablemente ganaría más en lo del Pressing Catch que de predicadora. Imagínense el cuadro. La azafata sufrió una crisis tremebunda que le causó “malestar emocional y físico incluso provocando tanto estrés la aparición de almorranas en su cuerpo”. Les prometo que esto es lo que dice el informe judicial. Y la azafata sabe muy bien que como alguien te provoque almorranas más le vale correr, pues eso.
La querella sigue su trámite y de momento a la predicadora cristiana ya le han sacudido 3.000 dólares de multa por pegona a bordo. Ahora sólo queda esperar a ver a cuanto está el kilo de almorrana en lo de las indemnizaciones. Muy fuerte oigan. Hay que ver como está el cristianismo y el mundo del azafaterío. Yo que ustedes, estudiaba peluquería…