No saben ustedes la fobia absoluta que tengo a los teléfonos con pantalla táctil. Sí, pueden ustedes llamarme antiguo y quedarse a gusto. Y como los tiempos avanzan que es una barbaridad, no me ha quedado más remedio que hacerme el moderno...
Y me he pillado la Blackberry Z10. Al margen de que me he vuelto loco con el corrector ortográfico y el diccionario de marras, les tengo que decir que estoy encantado con la rapidez. La nueva Blackberry es la oficina que me hace falta cuando estoy fuera de casa. Valoré pasarme al iPhone, pero me parecía más un centro de entretenimiento que otra cosa. Intento que el teléfono ocupe una parte pequeña de mi vida y me niego a que sea protagonista. Lo uso para contestar y recibir mail, para hacer llamadas y para conectarme con ustedes vía Twitter para contarles tonterías. Y por eso me ha parecido perfecto, porque tiene justo lo que necesito y poco más. Ya les iré contando cómo me apaño, que tengo las manos grandes y un teléfono táctil es una pesadilla para mí...
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